CRIMEN Y CASTIGO - FIÓDOR DOSTOYEVSKI | Page 237

Crimen y Castigo - Fiódor Dostoyewski querido. Si tardas diez minutos más, me pego con alguien, palabra de honor. ¡Qué cosas tan absurdas dicen! No te puedes imaginar lo que es capaz de inventar la mente humana. Pero ahora pienso que sí que te lo puedes imaginar. ¿Acaso no mentimos nosotros? Dejémoslos que mientan: no acabarán con las mentiras... Espera un momento: voy a traerte a Zosimof. Zosimof se precipitó sobre Raskolnikof ávidamente. Su rostro expresaba una profunda curiosidad, pero esta expresión se desvaneció muy pronto. -Debe ir a acostarse inmediatamente -dijo, después de haber examinado a su paciente-, y tomará usted, antes de irse a la cama, uno de estos sellos que le he preparado. ¿Lo tomará? -Como si quiere usted que tome dos. El sello fue ingerido en el acto. -Haces bien en acompañarlo a casa -dijo Zosimof a Rasumikhine-. Ya veremos cómo va la cosa mañana. Pero por hoy no estoy descontento. Observo una gran mejoría. Esto demuestra que no hay mejor maestro que la experiencia. -¿Sabes lo que me ha dicho Zosimof en voz baja ahora mismo, cuando salíamos? -murmuró Rasumikhine apenas estuvieron en la calle-. No te lo diré todo, querido: son cosas de imbéciles... Pues Zosimof me ha dicho que charlase contigo por el camino y te tirase de la lengua para después contárselo a él todo. Cree que tú... que tú estás loco, o que te falta poco para estarlo. ¿Te has fijado? En primer lugar, tú eres tres veces más inteligente que él; en segundo, como no estás loco, puedes burlarte de esta idea disparatada, y, finalmente, ese fardo de carne especializado en cirugía está obsesionad desde hace algún tiempo por las enfermedades mentales. Pero algo le ha hecho cambiar radicalmente el juicio que había formado sobre ti, y es la conversación que has tenido con Zamiotof. -Por lo visto, Zamiotof te lo ha contado todo. StudioCreativo ¡Puro Arte! Página 236