Crimen y Castigo - Fiódor Dostoyewski
-Tal vez no me creas, Polenka -decía mientras medía con sus
pasos la habitación-, pero no puedes imaginarte la atmósfera de
lujo y magnificencia que habia en casa de mis padres y hasta qué
extremo este borracho me ha hundido en la miseria. También a
vosotros os perderá. Mi padre tenía en el servicio civil un grado
que correspondía al de coronel. Era ya casi gobernador; sólo tenía
que dar un paso para llegar a serlo, y todo el mundo le decía:
«Nosotros le consideramos ya como nuestro gobernador, Iván
Mikhailovitch.» Cuando... -empezó a toser-. ¡Maldita sea!
-exclamó después de escupir y llevándose al pecho las crispadas
manos-. Pues cuando... Bueno, en el último baile ofrecido por el
mariscal de la nobleza, la princesa Bezemelny, al verme... (ella
fue la que me bendijo más tarde, en mi matrimonio con tu papá,
Polia), pues bien, la princesa preguntó: «¿No es ésa la
encantadora muchacha que bailó la danza del chal en la fiesta de
clausura del Instituto...?» Hay que coser esta tela, Polenka. Mira
qué boquete. Debiste coger la aguja y zurcirlo como yo te he
enseñado, pues si se deja para mañana... -de nuevo tosió-,
mañana... -volvió a toser-, ¡mañana el agujero será mayor! -gritó,
a punto de ahogarse-. El paje, el príncipe Chtchegolskoi, acababa
de llegar de Petersburgo... Había bailado la mazurca conmigo y
estaba dispuesto a pedir mi mano al día siguiente. Pero yo,
después de darle las gracias en términos expresivos, le dije que
mi corazón pertenecía desde hacía tiempo a otro. Este otro era tu
padre, Polia. El mío estaba furioso... ¿Ya está? Dame esa camisa.
¿Y las medias...? Lida -dijo dirigiéndose a la niña más pequeña-,
esta noche dormirás sin camisa... Pon con ella las medias: lo
lavaremos todo a la vez... ¡Y ese desharrapado, ese borracho, sin
llegar! Su camisa está sucia y destrozada... Preferiría lavarlo todo
junto, para no fatigarme dos noches seguidas... ¡Señor! ¿Más
todavía? -exclamó, volviendo a toser y viendo que el vestíbulo
estaba lleno de gente y que varias personas entraban en la
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