Crimen y Castigo - Fiódor Dostoyewski
pendiente de la cintura-. ¡Hala, fuera de aquí...! Desde luego, es
un vagabundo... ¿Has oído? ¡Largo!
Y cogiendo a Raskolnikof por un hombro, lo echó a la calle.
Raskolnikof se tambaleó, pero no llegó a caer. Cuando hubo
recobrado el equilibrio, los miró a todos en silencio y continuó su
camino.
-Es un bribón -dijo el empapelador.
-Hoy cualquiera se puede convertir en un bribón -dijo la mujer.
-Aunque no sea nada más que un granuja, debimos llevarlo a la
comisaría.
-Lo mejor es no mezclarse en estas cosas -opinó el corpulento
mujik-. Desde luego, es un granuja. Estos tipos le enredan a uno
de modo que luego