CRIMEN Y CASTIGO - FIÓDOR DOSTOYEVSKI | Page 204

Crimen y Castigo - Fiódor Dostoyewski como dice. Créame: no sólo usted o yo, sino ni el más ducho y valeroso aventurero habría sido dueño de sí en tales circunstancias. Pero no hay que ir tan lejos. Tenemos un ejemplo en el caso de la vieja asesinada en nuestro barrio. El autor del hecho ha de ser un bribón lleno de coraje, ya que ha cometido el crimen durante el día, y puede decirse que ha sido un milagro que no lo hayan detenido. Pues bien, sus manos temblaron. No pudo consumar el robo. Perdió la calma: los hechos lo demuestran. Raskolnikof se sintió herido. -¿De modo que los hechos lo demuestran? Pues bien, pruebe a atraparlo -dijo con mordaz ironía. -No le quepa duda de que daremos con él. -¿Ustedes? ¿Que ustedes darán con él? ¡Ustedes qué han de dar! Ustedes sólo se preocupan de averiguar si alguien derrocha el dinero. Un hombre que no tenía un cuarto empieza de pronto a tirar el dinero por la ventana. ¿Cómo no ha de ser el culpable? Teniendo esto en cuenta, un niño podría engañarlos por poco que se lo propusiera. -El caso es que todos hacen lo mismo -repuso Zamiotof-. Después de haber demostrado tanta destreza como astucia al cometer el crimen, se dejan coger en la taberna. Y es que no todos son tan listos como usted. Usted, naturalmente, no iría a una taberna. Raskolnikof frunció las cejas y miró a su interlocutor fijamente. -¡Oh usted es insaciable! -dijo, malhumorado-. Usted quiere saber cómo obraría yo si me viese en un caso así. -Exacto -repuso Zamiotof en un tono lleno de gravedad y firmeza. Desde hacía unos momentos, su semblante revelaba una profunda seriedad. -¿Es muy grande ese deseo? -Mucho. -Pues bien, he aquí cómo habría procedido yo. StudioCreativo ¡Puro Arte! Página 203