Crimen y Castigo - Fiódor Dostoyewski
-No, a su amigo Rasumikhine.
-¡Vaya, vaya, señor Zamiotof! ¡Para usted es la vida! Usted tiene
entrada libre y gratuita en lugares encantadores. ¿Quién le ha
invitado a champán ahora mismo?
-¿Invitado...? Hemos bebido champán. Pero ¿a santo de qué
tenían que invitarme?
-Para corresponder a algún favor. Ustedes sacan provecho de
todo.
Raskolnikof se echó a reír.
-No se enfade, no se enfade -añadió, dándole una palmada en la
espalda-. Se lo digo sin malicia alguna, amistosamente, por pura
diversión, como decía de los puñetazos que