Crimen y Castigo - Fiódor Dostoyewski
-Yo no té hablo de las pruebas, sino de la pregunta que se le
hizo, del concepto que tiene de su deber esa gente, esos
policías... En fin, dejemos esto... Desde luego, presionaron al
detenido de tal modo, que acabó por declarar:
«-No fue en la calle donde encontré los pendientes, sino en el
piso donde trabajaba con Mitri.
»-¿Cómo se produjo el hallazgo?
»-Lo voy a explicar. Mitri y yo estuvimos todo el día trabajando
y, cuando nos íbamos a marchar, Mitri cogió un pincel empapado
de pintura y me lo pasó por la cara. Después echó a correr
escaleras abajo y yo fui tras él, bajando los escalones de cuatro
en cuatro y lanzando juramentos. Cuando llegué a la entrada,
tropecé con el portero y con unos señores que estaban con él y
que no recuerdo cómo eran. El portero empezó a insultarme, el
segundo portero hizo lo mismo; luego salió de la garita la mujer
del prim