Crimen y Castigo - Fiódor Dostoyewski
Alena Ivanovna y su hermana Lisbeth habían sido asesinadas a
hachazos. Las conocía y sabia que la vieja prestaba dinero sobre
los objetos de valor. Por eso tuve ciertas sospechas acerca de
estos pendientes. Entonces me dirigí a la casa y empecé a
investigar con el mayor disimulo, como si no me importara la
cosa. Lo primero que hice fue preguntar:
»-¿Está Mikolai?
»Y Mitri me explicó que Mikolai no había ido al trabajo, que había
vuelto a su casa bebido al amanecer, que había estado en ella no
más de diez minutos y que habia vuelto a marcharse. Mitri no le
había vuelto a ver y estaba terminando solo el trabajo.
»El departamento donde trabajaban los dos pintores está en el
segundo piso y da a la misma escalera que las habitaciones de las
victimas.
»Hechas estas averiguaciones y sin decir ni una palabra a nadie,
reuní cuantos datos me fue posible acerca del asesinato y volví a
mi casa sin que mis sospechas se hubieran desvanecido.
»A la mañana siguiente, o sea dos después del crimen -continuó
Duchkhine-, apareció Mikolai en mi establecimiento. Había bebido,
pero no demasiado, de modo que podía comprender lo que se le
decía. Se sentó en un banco sin pronunciar palabra. En aquel
momento sólo habia en la taberna otro cliente, que dormía en un
banco, y mis dos muchachos.
»-¿Has visto a Mitri? -pregunté a Mikolai.
»-No, no lo he visto -repuso.
»-Entonces, ¿no has venido por aquí?
»-No, no he venido desde anteayer.
»-¿Dónde has pasado esta noche?
»-En las Arenas, en casa de los Kolomensky.
»Entonces le pregunté:
»-¿De dónde sacaste los pendientes que me trajiste anteanoche?
»-Me los encontré en la acera -respondió con un tonillo sarcástico
y sin mirarme.
StudioCreativo ¡Puro Arte!
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