CRIMEN Y CASTIGO - FIÓDOR DOSTOYEVSKI | Page 140

Crimen y Castigo - Fiódor Dostoyewski -¡Vete al mismísimo infierno! Pero Raskolnikof estaba ya en la calle. Iba por el puente de Nicolás, cuando una aventura desagradable le hizo volver en sí momentáneamente. Un cochero cuyos caballos estuvieron a punto de arrollarlo le dio un fuerte latigazo en la espalda después de haberle dicho a gritos tres o cuatro veces que se apartase. Este latigazo despertó en él una ira ciega. Saltó hacia el pretil (sólo Dios sabe por qué hasta entonces había ido por medio de la calzada) rechinando los dientes. Todos los que estaban cerca se echaron a reír. -¡Bien hecho! -¡Estos granujas! -Conozco a estos bribones. Se hacen el borracho, se meten bajo las ruedas y uno tiene que pagar daños y perjuicios. -Algunos viven de eso. Aún estaba apoyado en el pretil, frotándose la espalda, ardiendo de ira, siguiendo con la mirada el coche que se alejaba, cuando notó que alguien le ponía una moneda en la mano. Volvió la cabeza y vio a una vieja cubierta con un gorro y calzada con borceguíes de piel de cabra, acompañada de una joven -su hija sin duda- que llevaba sombrero y una sombrilla verde. -Toma esto, hermano, en nombre de Cristo. Él tomó la moneda y ellas continuaron su camino. Era una pieza de veinte kopeks. Se comprendía que, al ver su aspecto y su indumentaria, le hubieran tomado por un mendigo. La generosa ofrenda de los veinte kopeks se debía, sin duda, a que el latigazo había despertado la compasión de las dos mujeres. Apretando la moneda con la mano, dio una veintena de pasos más y se detuvo de cara al río y al Palacio de Invierno. En el cielo no había ni una nube, y el agua del Neva -cosa extraordinaria- era casi azul. La cúpula de la catedral de San Isaac (aquél era precisamente el punto de la ciudad desde donde mejor se veía) StudioCreativo ¡Puro Arte! Página 139 Comentario [L26]: La mayor iglesia de San Petesburgo. Tiene una soberbia cúpula que recuerda la de San Pedro de Roma. Tambien se parece a la del Panteón.