Crimen y Castigo - Fiódor Dostoyewski
Advirtiendo que no había nadie, penetró en el patio. Cerca de la
puerta, ante la empalizada, había uno de esos canalillos que
suelen verse en los edificios donde hay talleres. En la valla, sobre
el canal, alguien había escrito con tiza y con las faltas de rigor:
«Proivido acer aguas menores.» Desde luego, Raskolnikof no
pensaba llamar la atención deteniéndose allí. Pensó: «Podría
tirarlo todo aquí, en cualquier parte, y marcharme.
Miró nuevamente en todas direcciones y se llevó la mano al
bolsillo. Pero en ese momento vio cerca del muro exterior, entre la
puerta y el pequeño canal, una enorme piedra sin labrar, que
debía de pesar treinta kilos largos. Del otro lado del muro, de la
calle, llegaba el rumor de la gente, siempre abundante en aquel
lugar. Desde fuera nadie podía verle, a menos que se asomara al
patio. Sin embargo, esto podía suceder; por lo tanto, había que
obrar rápidamente.
Se inclinó sobre la piedra, la cogió con ambas manos por la parte
de arriba, reunió todas sus fuerzas y consiguió darle la vuelta. En
el suelo apareció una cavidad. Raskolnikof vació en ella todo lo
que llevaba en los bolsillos. La bolsita fue lo último que depositó.
Sólo el fondo de la cavidad quedó ocupado. Volvió a rodar la
piedra y ésta quedó en el sitio donde antes estaba. Ahora
sobresalía un poco más; pero Raskolnikof arrastró hasta ella un
poco de tierra con el pie y todo quedó como si no se hubiera
tocado.
Salió y se dirigió a la plaza. De nuevo una alegría inmensa, casi
insoportable, se apoderó momentáneamente de él. No había
quedado ni rastro. «¿Quién podrá pensar en esa piedra? ¿A quién
se le ocurrirá buscar debajo? Seguramente está ahí desde que
construyeron la casa, y Dios sabe el tiempo que permanecerá en
ese sitio todavía. Además, aunque se encontraran las joyas,
¿quién pensaría en mí? Todo ha terminado. Ha desaparecido hasta
la última prueba.» Se echó a reír. Sí, más tarde recordó que se
echó a reír con una risita nerviosa, muda, persistente. Aún se reía
StudioCreativo ¡Puro Arte!
Página 133