CRIMEN Y CASTIGO crimen y castigo | Page 83

estudiante, hijo de gentilhombre, y este señor es amigo mío. Ahora diga quién es usted. Soy un empleado de la casa Chelopaief y he venido para cierto asunto. Entonces, siéntese. Al decir esto, Rasumikhine cogió una silla y se sentó al otro lado de la mesa. Has hecho bien en volver en ti siguió diciendo . Hace ya cuatro días que no te alimentas: lo único que has tomado ha sido unas cucharadas de té. Te he mandado a Zosimof dos veces. ¿Te acuerdas de Zosimof? Te ha reconocido detenidamente y ha dicho que no tienes nada grave: sólo un trastorno nervioso a consecuencia de una alimentación deficiente. «Falta de comida dijo . Esto es lo único que tiene. Todo se arreglará.» Está hecho un tío ese Zosimof. Es ya un médico excelente... Bueno dijo dirigiéndose al mozo , no quiero hacerle perder más tiempo. Haga el favor de explicarme el motivo de su visita... Has de saber, Rodia, que es la segunda vez que la casa Chelopaief envía un empleado. Pero la visita anterior la hizo otro. ¿Quién es el que vino antes que usted? Sin duda, usted se refiere al que vino anteayer. Se llama Alexis Simonovitch y, en efecto, es otro empleado de la casa. Es un poco más comunicativo que usted, ¿no le parece? Desde luego, y tiene más capacidad que yo. ¡Laudable modestia! Bien; usted dirá. Se trata dijo el empleado, dirigiéndose a Raskolnikof de que, atendi