CRIMEN Y CASTIGO crimen y castigo | Page 360

No necesito oídos ni ojos: cuando llega un ruso, percibo por instinto su presencia..., como dice el cuento. Encantado de verle. Raskolnikof empezó a temblar. El «teniente Pólvora» estaba ante él. Había salido de pronto de la tercera habitación. « Es el destino pensó Raskolnikof . ¿Qué hace este hombre aquí?» ¿Viene usted a vernos? ¿Con qué objeto? Parecía estar de excelente humor y bastante animado. Si ha venido usted por algún asunto del despacho continuó , es demasiado temprano. Yo estoy aquí por casualidad... Dígame: ¿puedo serle útil en algo? Le aseguro, señor... ¡Caramba no me acuerdo del apellido! Perdóneme... Raskolnikof. ¡Ah, sí! Raskolnikof. Lo siento, pero se me había ido de la memoria... Le ruego que me perdone, Rodion Ro... Ro... Rodionovitch, ¿no? Rodion Romanovitch. ¡Eso es: Rodion Romanovitch! Lo tenía en la punta de la lengua. He procurado tener noticias de usted con frecuencia. Le aseguro que he lamentado profundamente nuestro comportamiento con usted hace unos días. Después supe que era usted escritor, incluso un sabio, en el principio de su carrera. ¿Y qué escritor joven no ha empezado por...? Tanto mi mujer como yo somos aficionados a la lectura. Pero mi mujer me aventaja: siente verdadera pasión, una especie de locura, por las letras y las artes... Excepto la nobleza de sangre, todo lo demás puede adquirirse por medio del talento, el genio, la sabiduría, la inteligencia. Fijémonos, por ejemplo, en un sombrero. ¿Qué es un sombrero? Sencillamente, una cosa que se p