hijos cantan y bailan. Y que irá todos los días a pedir ante la casa del general,
a fin de que éste vea a los niños de una familia de la nobleza, a los hijos de un
funcionario, mendigando por las calles. Les pega y ellos lloran. Enseña a Lena
a cantar aires populares y a los otros dos a bailar. Destroza sus ropas y les
confecciona gorros de saltimbanqui. Como no tiene ningún instrumento de
música, está dispuesta a llevarse una cubeta para golpearla a manera de
tambor. No quiere escuchar a nadie. Ustedes no se pueden imaginar lo que es
aquello.
Lebeziatnikof habría seguido hablando de cosas parecidas y en el mismo tono
si Sonia, que le escuchaba anhelante, no hubiera cogido de pronto su
sombrero y su chal y echado a correr. Raskolnikof y Lebeziatnikof salieron tras
ella.
No