mucho que lo amaba. Pero cosa extraña esta gran ternura produjo de pronto
al joven una impresión penosa y amarga. Una sensación extraña y horrible.
Había ido a aquella casa diciéndose que Sonia era su único refugio y su única
esperanza. Había ido con el propósito de depositar en ella una parte de su
terrible carga, y ahora que Sonia le había entregado su corazón se sentía
infinitamente más desgraciado que antes.
Sonia le dijo , será mejor que no vengas a verme cuando esté encarcelado.
Ella no contestó. Lloraba. Transcurrieron varios minutos.
De pronto, como obedeciendo a una idea repentina, Sonia preguntó:
¿Llevas alguna cruz?
Él la miró sin comprender la pregunta.
No, no tienes ninguna, ¿verdad? Toma, quédate ésta, que es de madera de
ciprés. Yo tengo otra de cobre que fue de Lisbeth. Hicimos un cambio: ella me
dio esta cruz y yo le regalé una imagen. Yo llevaré ahora la de Lisbeth y tú la
mía. Tómala suplicó . Es una cruz, mi cruz... Desde ahora sufriremos juntos, y
juntos llevaremos nuestra cruz.
Bien, dame dijo Raskolnikof.
Quería complacerla, pero de pronto, sin poderlo remediar, retiró la mano que
había tendido.
Más adelante, Sonia. Será mejor.
Sí, será mejor
dijo ella, exaltada . Te la pondrás cuando empiece tu
expiación. Entonces vendrás a mí y la colgaré en tu cuello. Rezaremos juntos y
después nos pondremos en marcha.
En este momento sonaron tres golpes en la puerta.
¿Se puede pasar, Sonia Simonovna?
preguntó cortésmente una voz
conocida.
Sonia corrió hacia la puerta, llena de inquietud. La abrió y la rubia cabeza de
Lebeziatnikof apareció junto al marco.
V
Lebeziatnikof daba muestras de una turbación extrema. Vengo por usted,
Sonia Simonovna. Perdone... No esperaba encontrarlo aquí dijo de pronto,
dirigiéndose a Raskolnikof . No es que vea nada malo en ello, entiéndame; es,
sencillamente, que no lo esperaba.
Se volvió de nuevo hacia Sonia y exclamó:
Catalina Ivanovna ha perdido el juicio.
Sonia lanzó un grito.
Por lo menos dijo Lebeziatnikof lo parece. Claro que... Pero es el caso que no
sabemos qué hacer... Les contaré lo ocurrido. Después de marcharse ha
vuelto. A mí me parece que le han pegado... Ha ido en busca del jefe de su
marido y no lo ha encontrado: estaba comiendo en casa de otro general.
Entonces ha ido al domicilio de ese general y ha exigido ver al jefe de su
esposo, que estaba todavía a la mesa. Ya pueden ustedes figurarse lo que ha
ocurrido. Naturalmente, la han echado, pero ella, según dice, ha insultado al
general e incluso le ha arrojado un objeto a la cabeza. Esto es muy posible. Lo
que no comprendo es que no la hayan detenido. Ahora está describiendo la
escena a todo el mundo, incluso a Amalia Ivanovna, pero nadie la entiende,
tanto grita y se debate... Dice que ya que todos la abandonan, cogerá a los
niños y se irá con ellos a la calle a tocar el órgano y pedir limosna, mientras sus
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