Dicho esto, sonrió y tendió repentinamente la mano a su hermana, sin
desplegar los labios. Esta vez su sonrisa expresaba un sentimiento profundo y
sincero.
Dunia, feliz y agradecida, se apoderó al punto de la mano de Rodia y la
estrechó tiernamente. Era la primera demostración de afecto que recibía de él
después de la querella de la noche anterior. El semblante de la madre se
iluminó ante esta reconciliación muda pero sincera de sus hijos.
Ésta es la razón de que le aprecie tanto exclamó Rasumikhine con su
inclinación a exagerar las cosas . ¡Tiene unos gestos...!
«Posee un arte especial para hacer bien las cosas pensó la madre . Y ¡cuán
nobles son sus impulsos! ¡Con qué sencillez y delicadeza ha puesto fin al
incidente de ayer con su hermana! Le ha bastado tenderle la mano mientras le
miraba afectuosamente... ¡Qué ojos tiene! Todo su rostro es hermoso. Incluso
más que el de Dunetchka. ¡Pero, Dios mío, qué miserablemente vestido va!
Vaska, el empleado de Atanasio Ivanovitch, viste mejor que él... ¡Ah, qué a
gusto me arrojaría sobre él, lo abrazaría... y lloraría! Pero me da miedo..., sí,
miedo. ¡Está tan extraño! ¡Tan finamente como habla, y yo me siento
sobrecogida! Pero, en fin de cuentas, ¿qué es lo que temo de él?»
¡Ah, Rodia! dijo, respondiendo a las palabras de su hijo No te puedes
imaginar cuánto sufrimos Dunia y yo ayer. Ahora que todo ha terminado y la
felicidad ha vuelto a nosotros, puedo decirlo. Figúrate que vinimos aquí a toda
prisa apenas dejamos el tren, para verte y abrazarte, y esa mujer... ¡Ah, mira,
aquí está! Buenos días, Nastasia... Pues bien, Nastasia nos contó que tú
estabas en cama, con alta fiebre; que acababas de marcharte, inconsciente,
delirando, y que habían salido en tu busca. Ya puedes imaginarte nuestra
angustia. Yo me acordé de la trágica muerte del teniente Potantchikof, un
amigo de tu padre al que tú no has conocido. Huyó como tú, en un acceso de
fiebre, y cayó en el pozo del patio. No se le pudo sacar hasta el día siguiente.
El peligro que corrías se nos antojaba mucho mayor de lo que era en realidad.
Estuvimos a punto de ir en busca de Piotr Petrovitch para pedirle ayuda..., pues
estábamos solas, completamente solas terminó con acento quejumb