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¿Para qué las Ciencias Sociales?

Pablo Russi

Abstract

Este breve articulo es una reflexión histórica acerca de la materia estudios sociales que tiene el proposito de establecer su mision en la escuela.

Key words:

Summary

This brief article is a historical reflection on the social studies subject which is aimed to stablish its mission in highschool.

Palabras clave: estudios sociales, realidad social, cultura, acción.

Existen diferentes perspectivas alrededor de los orígenes de los estudios sociales en la escuela. En primer lugar, esta cátedra fue el vehículo mediante el cual los proyectos nacionales hacían efectivo la transformación de las personas en ciudadanos patriotas. Tal tarea implicaba un conjunto de categorías que debía ser objeto de estudio y asimilación por parte de los estudiantes. Hitos y símbolos fueron escogidos y estandarizados para la escuela dentro del territorial nacional. En el caso de Colombia donde el proyecto de nación encuentra múltiples retos, en especial el pluriculturalismo, la selección de este cuerpo temático y conceptual siempre ha sido arbitrario y excluyente. Ahora bien, la profesionalización de las disciplinas que conforman los estudios sociales, permitió un avance importante en la comprensión del país extenso donde el proyecto nacional dejó de ser el centro y un nuevo paradigma, el de la realidad social, tomó un papel protagónico, al menos, al interior de un grupo profesional de las ciencias humanas y del ámbito universitario. Mientras tanto la escuela siguió ajena a este acercamiento de las ciencias sociales para entender los múltiples problemas estructurales del país. El resultado de este extrañamiento frente a lo logrado por la academia universitaria, es el profundo desconocimiento de la sociedad acerca de la maravillosa herramienta que puede ser la ciencia social para entender la realidad.

Una experiencia internacional de los estudios sociales que brindó numerosos aportes y acciones al entendimiento de la sociedad, ocurrió a principios de siglo en Chicago. La urbe norteamericana, con el mayor crecimiento de la época, iba desarrollando un sin número de problemáticas sociales que fueron abordados por las primeras escuelas de sociología de esa ciudad. El estudio social, allá partió de una necesidad latente de comprender el nacimiento de esa modernidad. No obstante, al finalizar la tercera decada del siglo, la sociología al igual que en Colombia se replegó a los círculos académicos, y su ánimo inicial de ser una ciencia cercana a los individuos quedó en manos de otra disciplina que aún hoy es vista con desdén, el trabajo social.

Hoy nos preguntamos nuevamente ¿para qué tenemos estas cátedras de estudios sociales en los colegios? ¿Cuáles son sus bordes y objetos? La respuesta durante mucho tiempo fue muy simple: Los estudios sociales son el estudio de la cultura, un saber. Matthew Arnold lo plantea así: “(la cultura) es estar a la corriente de lo mejor que se ha hecho y dicho en el mundo”. Desde esta perspectiva el objetivo de nuestras clases es brindar al estudiante el espacio para saber, para enamorarse del trasegar humano, de sus ideas, sus artes, sus formas de organización, sus expresiones de creatividad.

Ahora bien, en mundo que no oculta su degradación, sus múltiples contradicciones, su auto destrucción; saber no es suficiente. Nuestras cátedras exigen estudiar la cultura para hacer mejoras. En Colombia la transición, por lo menos académica, entre los estudios sociales del nacionalismo y los de la inclusión crítica, involucraron conocer todo aquello que la historia oficial había negado; a los indígenas, las negritudes, las razones objetivas de la violencia, el rol de las elites, y la iglesia católica en el conflicto, etc. Hacer mejoras implica actuar, es decir no se puede adelantar una cátedra de estudios sociales como un museo al que se acude para la contemplación. Por el contrario el estudio de la sociedad, debe ser más un laboratorio en el que el estudiante va a reparar, modificar, diseñar relaciones y hechos sociales. Este aspecto transformador de las ciencias sociales encuentra un ejemplo muy claro en Colombia.

En este país la sociología fue fundada por dos académicos particulares en el año 59, uno de ellos el creador de un método de trabajo que abogaba por que la investigación debía impactar el objeto de estudio, y el segundo por alguien que decidió entrar a la guerrilla para que por medio de las vías de hecho se dieran las transformaciones que la academia había señalado como necesarias. El primero de ellos Orlando Fals Borda, con su metodología Investigación Acción Participativa, y el segundo Camilo Torres, con su transición desde el catolicismo social a la guerrilla del ELN.

Ambos son un ejemplo claro de la necesidad de romper con las estructuras clásicas de la investigación infértil y el salto a la acción. En nuestro país conservador, no es deseable tal espíritu. Tal vez por eso la tardía llegada de las ciencias sociales a Colombia; conocer la sociedad, estudiarla desemboca irremediablemente en la frustración o en la vigorosa voluntad de cambio. La escuela ha optado por una tercera vía, la ignorancia supina. Es decir teniendo el mandato y por ende la capacidad de adelantar los estudios sociales, prefiere no hacerlo y lo que es peor, ni siquiera aborda los estudios sociales en su forma primaria, es decir y como vimos antes, como el escenario para conocer la cultura a fondo. Mucho menos escoge educar para actuar.