Diferentes estrategias fueron empleadas por los estudiantes para calcular el área real del apartamento: unos calcularon las áreas por habitaciones, otros calcularon el rectángulo que ocupara casi la misma área del apartamento, pero como los planos eran diferentes, la estrategia empleada por un grupo no necesariamente le funcionaba a otro. Como tenían el plano y el área total, utilizaron proporciones para determinar las medidas reales de las habitaciones. Aunque puede parecer fácil, requiere muchas habilidades matemáticas y conceptos para llevar a cabo esta tarea. Luego procedieron a calcular el número de interruptores, bombillos, puertas, cerraduras y accesorios, utilizados en los retoques finales.
Teniendo la información técnica, se dirigieron a ferreterías, depósitos y tiendas de materiales, donde cotizaron los productos que necesitaban. Aquí pudieron apreciar la amplia oferta de productos y calidades disponibles. Con esta información, diligenciaron el formato entregado de áreas y precios para el cálculo del costo total.
FUENTE: Estudiantes Viviana Betancourt y Laura Quintero
Al final, revisaron los resultados y se preguntaron qué tan reales podían ser esos valores. Al contrastar el valor de la adecuación de un apartamento en obra gris con el valor del apartamento, se puede apreciar cuál es el porcentaje de los acabados en el valor de un apartamento terminado.
Aunque los estudiantes tuvieron muchas dificultades, todos llegaron a las mismas conclusiones “Este proyecto no sólo nos ayudó en matemáticas, con sus operaciones y formas de hallar diferentes tipos de resultados con distintas técnicas, este también nos enseñó que las cosas cuestan, que hay que cuidarlas, que el hecho de tener una casa no es nada fácil y pudimos entender que tenemos que estar agradecidas por tener un hogar [es] algo que requiere mucho trabajo”.
CONCLUSIONES
Estos proyectos de síntesis buscan que los estudiantes pongan en práctica los conocimientos aprendidos en las clases y que ellos vean aplicaciones reales de lo que están aprendiendo. Los estudiantes siempre me preguntan “¿Y esto para que me sirve en la vida?”, y aunque a veces es difícil ver aplicaciones prácticas, es necesario relacionar lo que se enseña con eventos cotidianos. A veces esta relación no es tan directa (“¿Para qué me sirven los casos de factorización en mi vida diaria?”), pero la docencia es más que sólo transmitir conocimientos, es despertar en los estudiantes ese espíritu indagador que les permita innovar continuamente.