expresaba su muerte, de igual manera Michel Foucault trae a colación “En busca del tiempo perdido” de Marcel Proust, en esta narración la palabra “perdido” delimita toda la acción del tiempo, por lo tanto denota que el tiempo de la vida está lejano e irrecuperable, por tal motivo el tiempo de la obra no existe porque no lo podemos delimitar en el tiempo cronológico en que se hizo la obra, consecuentemente el Quijote no es el Quijote de la representación momentánea en su época, el Quijote es inmóvil en el tiempo simplemente porque “es” y no necesita de una génesis o consumación, porque su perpetuidad se establece en el lenguaje.
Es así que este libro de Michel Foucault nos ofrece un recorrido por las metáforas literarias para responder desde su perspectiva a una pregunta ¿Qué es la literatura? Y, aunque su respuesta parcial nos indica que la literatura es la transgresión desde el lenguaje de la cultura; nos arroja a una amplitud mayor, evidenciando la monstruosidad de este arte como aquel artilugio místico que comprende toda la escritura y al lenguaje mismo, y con ello a una metáfora aún más sublime ya planteada por Borges: “otro de sus amanuenses (de la literatura) había anotado: “Diríase que una sola persona ha redactado cuantos libros hay en el mundo; tal unidad central hay en ellos que es innegable que son obra de un solo caballero omnisciente” (Emerson: Essays, 2, VIII). Veinte años antes, Shelley dictaminó que todos los poemas del pasado, del presente y del porvenir, son episodios o fragmentos de un solo poema infinito, erigido por todos los poetas del orbe (A Defence of Poetry, 1821). (Borges, pág. 639)
Bibliografía
Borges, J. L. (18 de 10 de 1974). Obras completas. Buenos Aires: Emecé Editores.
Foucault, M. (1996). De lenguaje y literatura. Barcelona: Paidós.