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En segundo lugar, el entender que a nuestro alrededor podemos encontrar gran variedad de sistemas complejos, nos llevará a plantear nuevas explicaciones sobre las relaciones que se presentan entre los sistemas que a diario estudiamos. De las partes al todo El cambio desde el paradigma mecanicista al sistémico se ha presentado de diferentes formas, en los diversos campos científicos. Dichos cambios en cada una de las ciencias no se ha presentado de manera uniforme, por el contrario, cada una de estas disciplinas se ha ido fortaleciendo de las otras, presentando una dinámica de interrelaciones que han llevado a una nueva mirada de interdisciplinariedad de las ciencias. En este sentido Bertalanffy, L. (1997) muestra que dicha relación de interdisciplinariedad genera una nueva visión del mundo, pero precisa que harán falta muchas más experiencia y mucha controversia antes de que adquiera una forma definitiva. Esta relación tendrá que ser coherente, deberá incluir explicaciones de las relaciones macro y microscópicas como por ejemplo, esclarecer el nuevo conocimiento de las partículas fundamentales y sus complejos campos, deberá resolver la paradoja de la onda y la partícula, deberá hacer igualmente inteligibles el mundo interior del átomo y los vastos espacios del universo. Deberá tener una dimensión distinta de todas las visiones del mundo previas, e incluir una explicación del desarrollo y el origen de cosas nuevas. Con ello se acoplará naturalmente a las tendencias convergentes de las ciencias biológicas y sociales, donde una pauta regular se trenza con su historia evolutiva. Las principales características del pensamiento sistémico emergieron inicialmente desde la biología en la primera mitad del siglo XX, quienes pusieron de relieve la visión de los organismos vivos como totalidades integradas. Seguidamente, la mirada sistémica se vio enriquecida por la ecología y tuvo su mayor efecto en la física cuántica. Cuando aparece el pensamiento sistémico en el ámbito de la biología, se presenta consigo una tensión fuerte entre el mecanicismo y el holismo (entre seccionar las partes o mirar el todo). Dicha tensión ha sido tema recurrente a lo largo de la historia de la biología y en una consecuencia inevitable de la vieja dicotomía entre substancia (materia, estructura, cantidad) y forma (patrón, orden, cualidad). El aspecto biológico es más que una forma, más que una configuración estática de componentes en un todo. (Capra, F. 1998). De esta manera, la corriente mecanicista que en los siglos XVI y XVII, que se basaba en la filosofía de Aristóteles y en la teología cristiana, cambio radicalmente. En aquella época la visión del universo orgánico, viviente y espiritual fue reemplazada por la mirada del mundo como máquina