En la carta hay un yo que sabe cómo expresar sus sentimientos frente al desafío de escritura. Reconoce que su práctica resulta efectiva cuando“ escrib [ e ] para [ ella misma ]”. Evalúa su trabajo solo, por el contrario, como una respuesta: que explique su experiencia en nuestros términos, un léxico particular, algunas marcas formales particulares y un modo particular de desarrollo temático. Las explicaciones resuenan en su memoria y las respuestas vienen a constituir una suerte de repetición mimética. Para evitar la contaminación de esas formas, los / as estudiantes buscan – y a menudo no encuentran- una voz que nunca es la propia. Persiguen con esto conformar al único lector que reconocen, aquel que será al tiempo evaluador. ¿ Cómo fortalecer el proceso hacia una escritura que distinga auditorios variados? 240.
Estos desarrollos remiten de manera inevitable a una reflexión sobre la violencia del lenguaje. En principio se refieren a las relaciones‘ coloniales’ que se imponen sobre registros minoritarios, sobre lenguas oficiales y no oficiales, sobre expresiones marcadas genéricamente, entre otras. La‘ aculturación’ demandada procede a través del borramiento intencional del compromiso enunciador, supuestamente para recuperar la objetividad que el proceso explicador demanda, de la opacidad léxica en el desarrollo temático, de la inclusión de metáforas cristalizadas en el discurso científico, así como a la recuperación de esquemas formales convencionalizados en el ámbito, que escapan de toda innovación, a pesar de que las comunidades científicas han visto transformaciones en sus prácticas, habida cuenta de la discusión de los paradigmas positivos, de cierto relativismo epistemológico.
Pensamos, por ello, que un gesto universitario que aliente la permanencia cada vez más amplia de sectores populares debe proceder en el sentido contrario. Para ello, podemos pensar la revisión de estos últimos cuatro puntos. Para comenzar, empoderar supone devolver la implicación del enunciador en el discurso producido: en este movimiento, ese yo que puede expresar su sentir respecto del propio trabajo en un escrito informal debería volver a ser protagonista también de las decisiones relativas al plan general del texto, como a aquellas relativas al nivel de las decisiones temáticas. Pero ese protagonismo no puede ser un mero fingimiento: la enunciación en primera persona debería ser la repuesta, como reflejo de la responsabilidad que se impone también al resolver un compromiso con el exponer.
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La producción de la reseña se anticipó como objeto de publicación para la revista de la Facultad. La única pauta para la planificación fue recuperar el sentido de‘ reseñar’, en tanto dar cuenta sucintamente de un evento u objeto.
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