Congresos y Jornadas Didáctica de las lenguas y las literaturas. | Page 83

académica que han sido cooptadas por la mayoría de los consejos de educación y universidades, como recorrido supuestamente facilitador para la iniciación en las prácticas de lectura y de escritura. Sin embargo, los resultados esperados no han derivado en una evaluación positiva: hoy son los posgraduandos los que comienzan a revelar dificultades producto de ese proceso de formación. La respuesta paliativa: orientar trayectos de reflexión sobre la escritura en el nivel de posgrado.
Los esfuerzos por incorporar la pregunta por la escritura en los primeros años de las carreras universitarias, de devolverla a el nivel medio, fueron vanos. En el contexto de las reflexiones sobre qué orientación proponer para este nuevo contexto, di con un ensayo de David Bartholomae que recrea en su título la idea provocadora de“ Inventar la universidad”. Las palabras introductorias,“ Cada vez que un estudiante se pone a escribir para nosotros tiene que inventar la universidad para la ocasión 234” me invitaron a orientar nuevas preguntas. Ya no se trataba de qué hacer para que pueden resolver los desafíos que la universidad propone a nuestros / as estudiantes, más bien invertir la cuestión. Debemos preguntarnos cuál es la imagen que de la universidad traen y cómo resolver la distancia cultural que reconocen con las prácticas académicas, contexto en el que pragmatismos orientan la invención de soluciones para la inscripción en diversas prácticas.
Bartholomae nos invita a pensar el ingreso a cualquiera de los niveles de enseñanza y, en particular, al universitario como un problema de contacto intercultural que procede no por el mutuo reconocimiento sino exclusivamente por la imposición formal de rituales. El aprendizaje se mecaniza, no hay reconocimiento de otra cosa más que de la propia inestabilidad en ese otro mundo. Es inevitable volver, en este marco, a la pregunta por qué es lo que diferencia las alternativas para la enseñanza de lenguas. Termina el autor:
Puede ser muy bueno que algunos estudiantes tuvieran que aprender a repetir crudamente el“ registro distintivo” del discurso académico antes de que estuvieran preparados para componer legítimamente un discurso, y antes de que fueran suficientemente sofisticados con los refinamientos del tono y gesto para hacer lo con gracia y elegancia. Pero decir esto, sin embargo, es afirmar que nuestros estudiantes deben ser nuestros estudiantes. Su progreso inicial estará marcado por sus habilidades para tomar un rol de privilegio, por sus habilidades para establecer relación con la autoridad. Desde este punto de vista, el estudiante que escribe acerca de construir un modelo de arcilla de tierra está mejor preparado para su educación que uno que escribe sobre jugar fútbol con botines blancos, aun cuando el paper sobre los‘ botines blancos’ no tenga ningún error y el‘ modelo de arcilla’ sí los tuviera. Sería difícil destacar el
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El subrayado es para esta ocasión.
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