Congresos y Jornadas Didáctica de las lenguas y las literaturas. | Page 82

Después de años ocupada en la formación de lectores y escritores en el nivel medio y en el comienzo de carreras universitarias, de revisar las propuestas de inter- vención y de proponer los más diversos ejercicios para pensar las prácticas con malos, regulares y buenos resultados, creo que se hace necesario un corte para orientar una re- flexión teórica y política. El disparador de esta presentación fue, en realidad, complejo. El inicio del ciclo lectivo 2016 sobrevino en un mar de profundas decepciones y temores. Los últimos quince años pude ver cambios fundamentales en la población estudiantil que accede a la universidad, cambios que van de lo social, lo cultural a, fundamentalmente, lo eco- nómico. Trabajé en los últimos cinco años con estudiantes que accedieron a la univer- sidad con sus computadores personales, gracias a un programa estatal, que valoraban las propuestas de las políticas sociales desde la certeza de que este era el camino co- rrecto para arribar a la tan ansiada acreditación para un lugar en el mundo del trabajo. Todo esto resultó en un positivo empoderamiento del estudiantado a la vez que una va- loración positiva de lo que como docentes proponemos. El acceso a los materiales, la disponibilidad de dispositivos de trabajo, la opción por recorridos más ricos de investi- gación, a la vez que la reflexión orientada por una práctica que hasta el momento solo reconocía la inercia que las prácticas escolares había dispuesto. Inercia, es preciso re- conocer, alentada por modelos de la consabida ‘alfabetización por reproducción irrefle- xiva de formas académica tradicionales’. En sentido diverso, cuando comencé a borronear estas ideas, me movieron sen- saciones diferentes. Los días destinados al ingreso me encontré con la necesidad de cuidar mis dichos: nuestros jóvenes ya no son los mismos porque el futuro no es el mismo, los desafíos que les proponemos no son coherentes con el tamaño de las decep- ciones que los esperan. A pesar de que todavía son deudores de un proyecto que alenta- ba la igualdad educativa, ya es claramente perceptible el cambio en la población que accede a las carreras universitarias: en el pasado ingreso el número de estudiantes de sectores populares era notable, esa proporción ha disminuido ya notablemente. Leo en los escritos de autopresentación que la mayoría reconoce trayectos de formación priva- da optativos, que otros advierten dificultades producto del costo de la movilidad, temo- res por compartir la carrera con la impostergable necesidad de apelar a un espacio de empleo para solventar los gastos de la carrera. Nuestras propuestas –inscriptas en el ISD- disputaron, y perdieron, con alterna- tivas provenientes del entrenamiento (coaching) cognitivo, con las de alfabetización 847