que ensayamos es la ampliación del corpus a partir de un eje articulador que es la de recuperación paródica – como afirmamos anteriormente, como homenaje o burlesca- de esas escrituras fundantes. Así, esta doble articulación del programa en escrituras fundantes y reescrituras modernas permite, desde el armado particular de un corpus, mostrar y problematizar el canon, ampliar el horizonte de lecturas y presentar ejes articuladores de subcorpus que en relación con conceptos teóricos y sociales, establecer vínculos entre las obras más allá de limitaciones temporales o estéticas, en definitiva, poner en diálogo a los textos y evidenciar que la literatura de los siglos XV en adelante y la historia de América Latina sigue presente en textos modernos que insisten en recuperar la memoria de nuestra identidad y de los hechos trágicos de la historia.
De esta manera, y para mencionar algunos ejemplos de la planificación de nuestro programa, el estudio de la conquista de América es encarado desde las crónicas de Indias y de la novela ganadora del Premio Rómulo Gallegos 2015, Tríptico de la infamia, del escritor colombiano Pablo Montoya. Aquí se retoma – a modo de parodia homenaje- el texto de Bartolomé de Las Casas, Brevísima relación de la destrucción de Las Indias. Hablar del pasado como una vuelta de tuerca sobre las raíces del mal que atraviesa el continente desde la conquista en adelante. El armado intertextual de la novela de Montoya y sus filiaciones permiten leer en ella múltiples genealogías de la violencia desde las escrituras fundantes( Crónicas) a la literatura contemporánea. A la vez que el texto de Montoya hace memoria de los acontecimientos nefastos de la conquista, pone en escena una constante en la historia de América Latina: la violencia. De este modo, los textos de una y otra época entran en diálogo para denunciar una problemática social que atraviesa el continente. Una problemática que ya puede ser considerada tradición de los escritores actuales que tematizan la violencia: Fernando Vallejo, Castellanos Moya, Roberto Bolaño, sólo por nombrar unos pocos.
En este aspecto se pueden encontrar puntos en común entre los modos de percibir la realidad que dejan entrever los textos ya que en todos los casos el movimiento va de la utopía al desencanto, eje que articula el corpus correspondiente a la unidad de la conquista.
Otro ejemplo a considerar viene de la mano de otro eje articulador: es el de la reescritura de la textualidad indígena y su resignificación, que se plantea a partir del concepto de transculturación, es decir, el resurgimiento de manifestaciones culturales que habían quedado soterradas pero que lentamente van emergiendo y ponen en escena el sincretismo cultural propio de América. El gesto de ciertos escritores de hacer me-
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