Congresos y Jornadas Didáctica de las lenguas y las literaturas. | Page 471

inserción en el texto de palabras proporcionadas por los lectores con los cuales se mantie- ne una especie de diálogo, y el segundo resulta de la inclusión de términos que se integran con la finalidad de sostener su propia posición y que se utilizan como prueba de cientifici- dad o argumentos de autoridad. En cuanto al concepto de heterogeneidad, estrechamente imbricado con los anterio- res, según Authier (1984) es el principio constitutivo de todos los textos. En la actualidad, la mayoría de los especialistas concuerdan en que, lejos de ser homogéneos, los textos es- tán atravesados por “las voces, los dichos de los otros”. La heterogeneidad de los textos - o la “heterogeneidad mostrada”, en palabras de la autora- es visible a partir de formas lin- güísticas aprehensibles a nivel de la frase o del discurso y se inscriben en la linealidad del otro: discurso directo, indirecto, comillas, glosas y comentarios, entre otros con el fin de que “el autor delimite, circunscriba al otro, y de este modo, afirma que el otro no es todo” ( 1984:98). Por su parte, Marc Souchon (1997:22) retoma este concepto y lo designa como “heterogeneidad enunciativa”: el heteroenunciador puede ser la opinión pública, la doxa, que aparecen bajo la forma de expresiones impersonales, por ejemplo. Tal como lo afirma Humberto Eco en “Lector in Fabula” (1979:39), el texto es como “una máquina perezosa que exige del lector un arduo trabajo cooperativo para colmar espacios de ‘no dicho’ o de ‘ya dicho’, espacios que, por así decirlo, han quedado en blanco, entonces el texto no es más que una máquina presuposicional”. Con respecto al concepto de polifonía, nos referiremos a los desarrollos de Ducrot y Maingueneau. Para éste último, el concepto designa “la presencia de voces diferentes que atraviesan un mismo enunciado” (1991: 117-122). A partir de esta idea, Ducrot (1984: 198) muestra que en una misma aseveración, varias voces pueden ser escuchadas simultá- neamente. El especialista afirma que el sujeto hablante - el “autor efectivo”- no es un ser único, sobre todo si se tiene en cuenta de su estatus de enunciador, el que produce el enunciado, o de locutor o asertor, el que asume la responsabilidad del enunciado. Por último, en lo que respecta al concepto de intertextualidad, que aparece en los es- critos de Julia Kristeva en los años 70 y es reformulada por numerosos autores, diremos que refiere a la relación que establece el lector entre un texto y otros a partir de indicios. En una perspectiva intertextual, los textos están regidos por tres grandes principios: su pertenencia a un género discursivo particular, su relación con otros textos y la capacidad cultural e ideológica de los receptores de descubrir un texto al interior de otro. Así entonces, por un lado, todo texto u objeto empírico se inscribe en un género, obedece a reglas, códigos o convenciones del género y de ahí es que se lo puede “recono- 1236