Congresos y Jornadas Didáctica de las lenguas y las literaturas. | Page 470

escritura en LM no sólo tiende a mejorar una herramienta de evaluación sino que este trabajo permitiría, siguiendo a Dorronzoro ofrecer “un andamiaje fundamental para el aprendizaje de la lectura de textos académicos en LE (…). De esta forma, la escritura haría posible otorgar a la lectura su verdadera función de construcción de sentido” (2011: 67). Así, la producción escrita deja de concebirse exclusivamente como evidencia de la compresión para integrar su dimensión en tanto herramienta de aprendizaje, que permite, en su función epistémica, la “transformación de los conocimientos”. (Scardamaglia y Bereiter, 1992) Marco teórico Nuestro trabajo se sustenta en la confluencia de la perspectiva del Interaccionismo Sociodiscursivo (Vygotsky 1977, 1988; Bronckart 1992, 1994, 1996; Schnewly 1988, 1994) con la de la Semiología de Bajtín (1982), a partir de cuyos principios concebimos la lectura como una actividad social, íntimamente vinculada a las prácticas de la esfera de actividad en la que se origina, la universidad en nuestro caso. En la lectura así entendida, el lector tiene a su cargo la realización de las acciones necesarias para construir sentido a partir de los textos que aborda. Así, según Souchon, el lector es “quien pone en relación los procesos internos del texto que, de una manera general, hacen que el texto sea texto, y los factores contextuales, es decir, las condiciones socio-históricas de su producción” (1995: 111) 39 . En cuanto a los textos, entendidos en este marco como “contenidos contextuales” (Dorronzoro, 2005) son concebidos como productos de la actividad humana, articulados a las necesidades, intereses y condiciones de funcionamiento de las formaciones sociales en las cuales se producen. Ahora bien, en este marco general, la especificidad del estudio que aquí presentamos hace imprescindible referirse, au nque someramente, a los conceptos de dialogismo, polifo- nía, heterogeneidad e intertextualidad. El primero, el de dialogismo, surge con Bajtin, quien sostiene que “no hay enuncia- do sin relación con los otros” (Todorov, 1981:50). En articulación con el dialogismo, se plantea la noción de “responsividad activa”, según la cual y siempre en el marco bajti- niano, todo enunciado es una respuesta a otros producidos precedentemente y que, al mis- mo tiempo, implica una respuesta por parte del destinatario. Se podría agregar a esta pre- sentación la distinción realizada por Moirand (1992:310) sobre el dialogismo: el “dialogis- mo interaccional o interlocutorio” y el “intertextual”. Así, el primero se relaciona con la 39 Todas las traducciones de citas de autores francófonos son nuestras.  1235