Congresos y Jornadas Didáctica de las lenguas y las literaturas. | Page 437
Por ejemplo: la noción y construcción del narrador, modos de estructura del texto,
recursos poéticos, voces, etc.; o de aportes que nos llegan desde diferentes discipli-
nas: el no-lugar, la alienación, el poder, la posmodernidad, etc.). Esta exposición
tiende a abrir la reflexión no sólo sobre temas literarios sino que también buscamos
lograr una perspectiva interdisciplinari a en la que se entrecrucen áreas sociológi-
cas, antropológicas, filosóficas y artísticas en general, entre otras.
Y llega la hora del recreo, 20 minutos, un café y algo rico para comer. Y la charla
gira y gira sobre lo leído, sobre lo no leído y sobre arte y cultura y un poco de fa -
milia y de sociales.
Retomamos con una propuesta de actividad práctica, en la que en grupos los
participantes responden a ciertas consignas que dependen de la temática trabajada
y de la obra analizada. En este cruce de ideas, abrimos una y otra vez el libro, vol-
vemos al principio, releemos las partes más difíciles, saboreamos en voz alta un
párrafo que ya habíamos disfrutado en soledad, entrelazamos lecturas e interpreta-
ciones, disentimos, coincidimos, buscamos y encontramos... sencillamente, com-
partimos lecturas.
Finalmente, la puesta en común donde los grupos exponen, con mucha libertad y
soltura, el tema o las consignas trabajados, y se debaten, cuando el encuentro así lo
requiere, los resultados obtenidos.
Lectores sobre el puente
A la hora de sistematizar estos 10 años del Taller de la Marcelino, dos pensadores vienen
a nuestro encuentro: Roland Barthes y su discurso en el Collège de France: Lección inau-
gural (1993) y Hans-Georg Gadamer con su libro La actualidad de lo bello (1998). Sin
omitir las ideas de otros, cuyos aportes nos permiten responder ¿qué buscamos en estas
lecturas compartidas?, ¿en qué tipo de lectores nos vamos conformando a medida que se
suceden los encuentros?
La mathesis, una de esas fuerzas liberadoras de las que, según el semiólogo francés, se
vale la Literatura para derribar el poder fascista de la lengua, es la que convocamos en
cada encuentro:
La literatura toma a su cargo muchos saberes (...) La literatura hace girar los saberes,
ella no fija ni fetichiza a ninguno; les otorga un lugar indirecto, y este indirecto es
precioso (...) la literatura no dice que sepa algo, sino que sabe de algo, o mejor aún:
que ella les sabe algo, que les sabe mucho sobre los hombres (...) En la medida en
que pone en escena al lenguaje –en lugar de, simplemente, utilizarlo–, engrana el sa-
ber en la rueda de la reflexividad infinita: a través de la escritura, el saber reflexiona
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