Congresos y Jornadas Didáctica de las lenguas y las literaturas. | Page 124
En forma concomitante, la literatura ofrece formas de representar y comprender el
mundo, que conllevan cualidades para la formación del individuo por su ofrecimiento
de modelos de lengua y discurso, por su generación de un sistema de referentes compar-
tidos que constituye una comunidad cultural a través del imaginario colectivo y por su
cualidad de instrumento de inserción del individuo en la cultura (Colomer, 2001 p.5).
Sin duda, la práctica de lectura y el trabajo con textos literarios resulta enriquecedora de
la competencia cultural de los estudiantes, y sobre todo, del intertexto lector. Al respec-
to, Mendoza Fillola (2001) señala que los saberes intertextuales permiten relacionar di-
versas producciones entre sí. La percepción de sus efectos resulta gratificante para el
lector, porque en ese acto de identificación ve reconocida la efectividad de su experien-
cia lectora. Agrega también que saber leer implica saber/poder percibir las diversas co-
nexiones (reiterada presencia de temas, tópicos, formas, macroestructuras textuales, re-
cursos estilísticos, etc.) entre elementos copresentes en las reelaboraciones que suponen
todas las creaciones literarias (Mendoza Fillola, 1996). Dicho de otro modo, se trata ni
más ni menos que de un tejido de voces que se constituye a partir de la combinación de
distintos códigos que ya hemos escuchado o leído en algún momento de nuestras vidas.
En un sentido más amplio, nuestra propuesta pretende propiciar formas de lectura
autónomas para que los estudiantes establezcan sus recorridos lectores y construyan sus
propios marcos para la atribución de sentidos. Es decir, la puesta en juego de mecanis-
mos que permitan abordar los textos como estructuras abiertas que pueden ser modifica-
das de acuerdo a saberes y prácticas de lectura, mediante la conexión tanto con conoci-
mientos previos, provenientes de distintas fuentes, como con otros lenguajes.
Nuestra propuesta
Según Julia Kristeva, “todo texto se construye como un mosaico de citas, todo
texto es absorción y transformación de otro texto” (1969 p. 146). En este sentido, según
la autora, el significado de un texto no se transfiere de escritor a lector, sino que es me-
diado por una serie de códigos que involucran otros textos. Con esta idea se disuelve la
noción de texto como una unidad cerrada y, en su lugar, se instaura otra, según la cual el
texto siempre está en relación con otros. En esta misma línea, Barthes (1970) señala que
la “intertextualidad” no tiene relación con la antigua noción de fuente o influencia,
puesto que todo texto ya es un intertexto; en niveles variables, otros textos se encuen-
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