Congresos y Jornadas Didáctica de las lenguas y las literaturas. | Page 92
ño curricular para la formación de maestros centralizará como contenido casi excluyente el
diseño curricular para el nivel primario de Prácticas del Lenguaje, reforzando de esta ma-
nera el dispositivo al reenviar hacia otro elemento discursivo del mismo. En síntesis, con-
sideramos que la hegemonía así construida de Prácticas del Lenguaje para todos los nive-
les educativos de provincia de Buenos Aires logra conmover el código disciplinar Lengua
y Literatura como veremos más adelante, produciendo variaciones en él.
Entendemos que las prácticas de enseñanza son trabajo docente, es decir, prácticas
sociales reguladas por el mercado laboral que asume características específicas en el espa-
cio educativo. Este trabajo docente se encuentra permeado por lógicas construidas históri-
camente que, operando en distintos sentidos, configuran las diversas regulaciones con las
cuales los docentes negocian permanentemente. Según Escolano (2000: 203) 3 una de esas
lógicas sería empírico-práctica, construida en el ejercicio de la profesión y transmitida en
el cotidiano escolar como forma de saber de oficio, conocimiento corporativo o gremial;
otra estaría constituida por el saber experto, el conocimiento especulativo-académico de la
educación; la tercera vendría asociada al discurso y a las prácticas de orden político-insti-
tucional, de carácter burocrático. Ezpeleta (2005:29) reformula estos conceptos y entiende
que estas regulaciones de distinto orden que los docentes en tanto trabajadores y profesio-
nales resuelven cotidianamente provendrían de los órdenes organizativo-administrativo,
pedagógico y la laboral. En nuestro país, esta distinción de lógicas regulatorias viene sien-
do entendida por los gremios docentes como organización laboral, organización institucio-
nal y organización curricular 4 y en este trabajo adscribimos a esta última distinción. Sin
embargo, de las dimensiones descritas por Escolano, tanto en la reformulación de Ezpeleta
como en las categorizaciones del Instituto María Vilte, estaría quedando fuera un aspecto
que resulta nodal para nuestra conceptualización de las prácticas de enseñanza en tanto
trabajo docente y es el carácter empírico práctico de los saberes docentes que en términos
de Mercado (1991:61) refiere a la relación que establece el docente en sus prácticas con
los contenidos programáticos y con el conocimiento de los grupos de alumnos. En ese sen-
El autor las nombra como “culturas”, “esferas”, “dimensiones”. Dentro de la apropiación
que realizamos de su construcción teórica, las entendemos como distintas lógicas regulatorias.
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Esta forma de entender las distintas lógicas regulatorias no se encuentra plasmada en textos
escritos y publicados dentro del mundo académico, sino que circula en documentos internos, en
conferencias y formaciones específicas dentro de la Confederación de Trabajadores de la Educa -
ción de la República Argentina (CTERA). Pude entender el sentido que le otorgan los docentes
agremiados a estas categorías a partir de compartir la coordinación de la Diplomatura en Sistemati-
zación y Análisis del Trabajo Docente, trayecto formativo llevado adelante por el Instituto Marina
Vilte de CTERA y la Universidad Pedagógica.
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