Congresos y Jornadas Didáctica de las lenguas y las literaturas. | Page 712

tención de identificar puntos de partida para la construcción de una didáctica de la alfa- betización que integre la cultura digital. 2. La alfabetización en el Nivel Inicial en el marco de la cultura di- gital A partir de 2000, en lo que representa un primer paso, las tecnologías digitales en- contraron su lugar en Prácticas del Lenguaje 2 a través del uso de un blog y de listas de correo electrónico. Su sentido estaba dado por el hecho de que brindaban soluciones a cuestiones comunicativas, de difusión de novedades y eventos relacionados con el área y de organización del trabajo. También representaron un espacio para la colaboración en la elaboración de síntesis de las clases semanales, actividad que aportaba en simultáneo al seguimiento del aprendizaje de las estudiantes. A partir de la consideración de una se- rie de factores, a partir de 2012 las TIC comenzaron a entrar como contenido curricular, considerando su relación con la producción y recepción de mensajes escritos. Con esta decisión, estas tecnologías pasaron de ser mediadoras en la construcción de conocimien- tos a ser un objeto de estudio en la asignatura de la mano de la alfabetización inicial. La iniciativa tuvo dos motores principalmente, uno de naturaleza epistemológica, provocado por las transformaciones comienzan a percibirse en las prácticas sociales re- lacionadas con la lectura y escritura en el marco de la cultura digital; y otro, de orden pedagógico, teniendo en cuenta la convicción metodológica de trabajar con las prácticas reales, motivadas y significantes de los niños, tanto como punto de partida como de ho- rizonte. En primer lugar voy a referirme la cuestión epistemológica, y que puede presen- tarse a partir de una evidencia: el objeto de conocimiento de la alfabetización se está transformando. La práctica social de la lectura y la escritura no es la misma, al menos, que en el siglo pasado. Las tecnologías digitales han dado lugar a un proceso de trans- formación de prácticas culturales ya considerado irreversible, al que se denomina habi- tualmente como cultura digital (Doueihi, 2010). Avanzada la segunda década de este si- glo se hace evidente que se trata de un fenómeno mucho más complejo, profundo y per- manente que el uso fluido y frecuente de un artefacto en particular. Existe el consenso tanto a nivel académico como social que el cambio cultural que tiene lugar en esta era es comparable al provocado con la invención de la imprenta, aunque algunos autores van más allá, y trazan semejanzas con la invención de la escritura (Kress, 2005; Gubern, 712