Congresos y Jornadas Didáctica de las lenguas y las literaturas. | Page 496
Si el aprendizaje de la lengua se realiza con clasificaciones de letras o palabras se la
estaría enseñando a partir de reglas y símbolos cerrados, en esa metodología no tiene cavida el
contexto. A partir de un texto dado, podríamos preguntarnos, por ejemplo, ¿qué es más util?
relizar listados de sustantivos, o sustituirlos dentro del texto, por otros sustantivos, en busca del
sentido y la forma.
De Mauro (idem: 106) explica que una lengua es una semiótica no-no creativa, porque de
manera sistemática combina reglas en unidades fijas intruduciendo nuevas fiormas, dejando de
lado otras, etc. “...una lengua implica la convergencia de diversas formas generales,
prelingüísticas y no lingúísticas, de la inteligencia humana: la inteligencia combinatoria, claro
está, y la inteligencia propiamente creativa, capaz de producir y entender cosas radicalmente
nuevas.”
En discordancia con las características del cálculo matemático, las lenguas se van costruyendo
en el diálogo con el otro, las frases y los enunciados se posicionan en la situación comunicativa
en la que están surgiendo. Necesitan de la actividad real para que la ejercitación escolar resulte
significativa en el aprendizaje, que deberá involucrar la reflexión en las tareas de la gramática
para anclar la situación.
Según De Mauro (ibidem) Estas tareas son: la relación entre el signo y el enunciado que guían a
la comprensión, la concordancia entre los signos para encontrar el sentido, y las diferentes
clases de palabras para facilitar esa comprensión.
“Cada vez que tememos no ser comprendidos, cada vez que no comprendemos, citamos las
palabras ya dichas o que nos preparamos a decir, las glosamos y las comentamos, nos
preguntamos o aclaramos el significado y la forma. Donde la no no-creatividad crea el riesgo
de opacidad y disociación en el uso, la metalingüística reflexiva nos permite dar y pedir
explicaciones, dar y obtener claridad, aclarar el proceso de la mutua comprensión y del
diálogo” (De Mauro, ibidem: 121)
La lengua es metalengua para lograr la comprensión en la acción desde el diálogo. Este ejercicio
es imposible realizarlo desde un cálculo con resultados y reglas cerradas, porque un enunciado
se va construyendo con el otro y desde el otro, por si sólo no existe, no tiene fundamento, se
significa en la palabra desde lo conocido por cada uno y en ese ensanchamiento de significados
es que se va construyendo la indeterminación semántica de las lenguas.
El aprendizaje de la escritura no es un proceso espontáneo ni se adquiere unicamente por estan
en contacto con personas alfabetizadas, como sí sucede con la oralidad. La lengua escrita se
aprende a través de procesos socioculturales que involucran actividades de lectura y escritura.
El desafío de la enseñanza de la lengua es realizar asociaciones y sustituciones de forma
pertinente para que la comunicación resulte efectiva, para esto serán necesarios el conocimiento
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