Congresos y Jornadas Didáctica de las lenguas y las literaturas. | Page 346

mos pensar que está última decisión (en realidad, como las anteriores) haya sido tomada con consciencia. Ni tampoco podemos ignorar que existían otras alternativas que hubieran generado redundancia (en caso de repetición explícita del Sujeto) o ambigüedad (en caso de reemplazarlo con un pronombre personal, ya que ambos protagonistas, en posición de sujeto oracional, serían reemplazados por el mismo pronombre –él-). Por ejemplo, si dos oraciones consecutivas tienen el mismo sujeto oracional (Caso Nominativo), en la primera, este se realiza explícitamente y en la segunda existen tres op- ciones posibles de realización: se repite explícitamente o se pronominaliza, o se elide. Sin embargo la opción más elegida por los niños es la elisión y nunca la pronominalización 98 . Se elide correctamente el sujeto que se repite en oraciones contiguas, y no se pronominali- za aunque esta opción está disponible cognitivamente. Podemos observar, entonces, que la selección de recursos lingüísticos interoracionales realizada es económica y eficaz. Esta experticia en el manejo de la elisión y los clíticos contrasta con lo que sucede en el plano del desarrollo temático. Por ejemplo, en los eventos presentados en esta produc- ción, observamos que se utiliza el nexo copulativo, la yuxtaposición oracional y un nexo consecutivo como estrategia para enlazar los hechos narrados, sin embargo, no recupera la causa que da lugar a la segunda secuencia de eventos, marcado con (1), es decir, no logra expresar uno de los eventos que justifica a todos los que le siguen. En los discursos analizados, la pronominalización se observa casi exclusivamente en posición de objeto directo. En todas las producciones es posible observar el uso de clíti- cos, los que además de implicar la complejidad de no remitir a un referente sino a una pie- za lingüística ya presentada, suponen una organización sintáctica particular, ya que se ade- lantan al verbo o se acoplan al final (en el caso de los imperativos y verboides –salvarlo, morderlo, etc-) en un orden determinado. A pesar de ello, los niños no tienen dificultades en su uso, seleccionando correctamente tanto sintáctica como morfológicamente el que co- rresponde según el contenido a reemplazar. Además utilizan diversos clíticos (se, le, lo, etc) ( le dio pena). Si bien el uso de algunos recursos coincide con los expresados en el discurso fuente, no podemos considerar que el uso que hacen los niños sea una simple copia del original. Esto se ve reflejado en el hecho de que los niños elijan pronominalizar a través de clíticos o pronombres (aunque esta última opción es poco frecuente), información que en el dis- curso fuente se encuentra explícita: 98 Este comportamiento merece un estudio particular. 346