Congresos y Jornadas Didáctica de las lenguas y las literaturas. | Page 339
cia (Fodor 1993, Chomsky 1986, 1995, 2005; Karmiloff-Smith A. y K. Karmiloff 2005;
Tomasello 2008). Pensamos que el reconocimiento de los diferentes procesos cognitivos
relacionados a “oración” y “texto”, aporta criterios a tener en cuenta para la “enseñanza
de la lengua”.
1. El Lenguaje como objeto cognitivo complejo
La comprensión y producción del lenguaje implica distintos procesos, algunos con-
sientes y otros inconscientes, algunos de dominio específicos y otros de dominio general 90 ,
algunos formales y otros funcionales. Estos procesos implican diferentes propiedades y
condiciones cognitivas, asociadas particularmente a dos niveles de análisis lingüísticos: el
oracional y el discursivo o textual (Belinchón et al, 1992). Al comunicarnos a través del
lenguaje, al hablar, debemos pasar las ideas que se representan en nuestra cabeza a una se-
cuencia de palabras, y en la comprensión sucede el camino inverso, a partir de una secuen-
cia de palabras tenemos que representarsno una idea en nuestra cabeza. Como es sabido
(Ducrot 2001), la secuencia de palabras utilizadas no alcanza para explicar la representa-
ción de la idea que construimos a partir de ella, sin embargo, no somos conscientes de ello
y creemos que la interpretación que se deriva de esa secuencia se resuelve por la simple
concatenación de palabras. Cuando decimos:
-Juan compró pan
Parecería que la secuencia y la interpretación llevan el mismo derrotero, alguien hace
algo que recae sobre algo. Sin embargo, este tipo expresiones son las menos en cuanto a su
frecuencia de aparición. Cuando interpretamos una secuencia de palabras, vemos más allá
de lo explícitamente dicho, nos guiamos por sutiles indicios que nos indican cómo inter-
pretar cada palabra en el contexto de las demás, cuál es su rol. Por ejemplo en:
-La señora que saludó al portero es la nueva empleada
-La señora que saludo el portero es la nueva empleada
Para interpretar estos enunciados no alcanza con atender a la secuencia de palabras. A
partir de una marca menor, como el cambio de “al” a “el”, surgen dos interpretaciones dis-
tintas para la oración incluida, cambiando quién saluda a quién (Carando et al 2015).
Cuando hablamos o escuchamos no somos conscientes del valor fundamental que
otorgamos a estas marcas casi imperceptibles, sin embargo son fundamentales para ir
construyendo en nuestra memoria las representaciones del texto en proceso. Sin embargo,
el no prestar atención consciente a estos indicios formales tiene una gran ventaja: libera re-
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Interpretamos la especificidad en términos de la modularidad o sistema de entradas descripto por Fodor
(1983).
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