Congresos y Jornadas Didáctica de las lenguas y las literaturas. | Page 200
Éramos grupos que nos conocíamos de afuera, de la Universidad... afirmará una de
las entrevistadas ... y de los espacios “culturosos”. Espacios universitarios, militancia po-
lítica, espacios ligados a la música y a la pintura, ligados a la Casa de la Cultura. Es po-
sible reconocer la importancia que estos “otros” espacios tuvieron para la formación de es-
tos docentes, en tanto pudieron trasladar sus trayectorias a la escuela, produciendo intere-
santes decisiones didácticas que ligaron la enseñanza de la literatura con el ámbito de la
cultura y de la militancia social.
...Ése era un trabajo productivo, era esta cosa de tener cierta conciencia de no des-
gajar el texto de nuestras condiciones sociales. Ni sabíamos lo que estábamos haciendo
en términos teóricos... Ahí sí había una fuerte conciencia en un grupo de no desgajar el
texto de las condiciones sociales... (Entrevista Nº 4)
Las teorizaciones acerca de la literatura encuentran en la época 49 del sesenta/ setenta
un programa que busca delinear una “teoría de la literatura latinoamericana”. A partir de
los textos de Fernández Retamar y de su relectura por distintos pensadores 50 se va deli-
neando una postura que afirma la teoría de la heterogeneidad cultural (Cornejo Polar,
Adoptamos la denominación de época siguiendo a Gilman (2003) en tanto, en términos
de una historia de las ideas, la época se define como un campo de lo que es públicamente decible
y aceptable en cierto momento de la historia. En este sentido, el bloque de los sesenta/setenta
constituiría una época que tiene espesor histórico propio y límites más o menos precisos, que se
podrían ubicar desde “...el fin de la década del cincuenta hasta mediados de la década del seten-
ta, dado que los modos actuales de denominarlos, cristalizados según la periodicidad de los años
terminados en cero, no constituyen marcos explicativos satisfactorios ni permiten entender la con-
tinuidad interna del bloque de los sesenta/setenta...”(p.37)
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En efecto, Mignolo y Cornejo Polar, como referencias centrales, seguidos por Kaliman y
Palermo, entre los más próximos a nuestra provincia, sostienen hoy una línea de reapropiación y
adaptación del proyecto setentista intentando la construcción de lo que han llamado una “episte -
mología fronteriza”. Al respecto, afirma Palermo: “... La ‘ hibridación’ como resultado de estas
neotecnologías puede ser plausible en aquellas situaciones metropolitanas pero no en capitales
fronterizas como Salta o Jujuy en Argentina; los espacios rurales (nuestra Puna o los Valles Cal-
chaquíes) se proponen como complejos abiertamente distintos y distantes, donde las subjetivida-
des pueden articularse en la investigación a través de la indagación de los discursos y de la me-
moria social allí entramada. Por lo tanto, los relatos, las prácticas de la vida cotidiana, los usos,
las formas de intercambio y producción, los rituales y su significación en la vida social, son signifi-
cantes de una particular forma de habitar el mundo.
Para abordar estas formas de producción cultural se requiere la propuesta de metodologías
que colaboren en su análisis e interpretación como expresiones colectivas que dan cuenta de las
formaciones identitarias lo que exige –como sostiene Kaliman (1996)- a la vez una definición epis -
temológica y política. Lo que se hace imprescindible, entonces, es modificar no sólo el objeto de
estudio sino también todo el campo de trabajo...”(1999: 13 y 14) Así planteada, esta epistemolo-
gía fronteriza requeriría de una actitud dialógica que permita la convergencia conceptual.
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