Congresos y Jornadas Didáctica de las lenguas y las literaturas. | Page 190
En efecto, los Institutos provinciales de formación docente están incluidos en la lista de
instituciones escolares que recibieron periódicamente estas colecciones de libros literatura
infantil y juvenil, destinadas al fomento de la lectura y al contacto con los libros. La Di-
rección Nacional de Políticas Socioeducativas fue la responsable de este proyecto gracias
al cual las bibliotecas fueron dotadas de muchas y variadas obras literarias editadas y, en
algunos casos, reeditadas y seleccionadas con un gran cuidado estético y pedagógico.
Creemos que el momento de recepción de estas cajas hubiera sido una instancia interesan-
te para plantear experiencias de formación lectora: mesas de exhibición, sesiones de lectu-
ra compartidas, maratones de lectura…
La responsabilidad de las/os bibliotecarias/os en la formación de las docentes es,
en nuestras instituciones en Bahía Blanca, un debate que nos debemos y una deuda con
nuetras/os alumnas/os; al menos, si coincidimos con Roldán en que:
“Es claro que los libros no están solamente en las bibliotecas. También están en las libre-
rías, pero en las bibliotecas se encuentran -o deberían encontrarse- acompañados por una mirada
experta, por un ojo crítico, cómplice de la literatura, no de las ventas, hábil para separar la paja del
trigo para ayudar al lector, especialmente al que se inicia, y proponerle las opciones más beneficio-
sas. No es una tarea simple, (...) La del bibliotecario es una tarea ardua y llena de responsabilida -
des, porque el éxito o el fracaso de la formación de lectores está en gran medida en sus manos.
Asumir esa responsabilidad, hacerse cargo del verdadero objetivo que conlleva, creo, es la apuesta
central de su profesión, no la de entregar libros con un automatismo de gestos repetidos de manera
mecánica basados en pura técnica. (Roldán, 2011:93)
Tomar el toro por las astas o algunas experiencias posibles
Para quienes amamos la literatura y tenemos el privilegio de dedicarnos a su ense-
ñanza, la formación de lectores literarios más que un desafío es una pulsión por intentar
contagiar esa pasión; sobre todo en la convicción de que es necesario que nuestras/os
alumnas/os puedan disfrutar de la literatura como condición necesaria para que luego pue-
dan propiciar esos encuentros con sus alumnos/as. Sin embargo, la bibliografía sobre la
formación de lectores insiste en la importancia del contacto temprano –en la primera in-
fancia– con los libros en este proceso. Ahora bien, si ese contacto no se produjo cuando
nuestras/os alumnas/os eran pequeñas/os, ¿es posible que sea en el nivel superior donde se
despierte el amor por la lectura literaria?
190