Congresos y Jornadas Didáctica de las lenguas y las literaturas. | Page 163

Esta gramática renovada se caracteriza por su doble carácter: oracional y dis- cursivo. Este último aspecto supone y exige una experticia en los aspectos mínimos gra- maticales. Es una gramática que, constituida por información morfológica, sintáctica y lé- xica, organiza y conforma los discursos, partiendo del supuesto de que paradigma y com- binatoria morfosintácticos y léxicos son condición necesaria y suficiente para la existencia de los discursos que circulan en contextos. Estoy, entonces, guiada por la consideración de la pertinencia de la formación gramatical y, al mismo tiempo, de la legitimidad de una gra- mática oracional como objeto de abordaje, no como herramienta dependiente en términos de tareas adicionales o de apoyo y posterior a otras actividades. Sostengo así que, si bien la gramática funciona en discursos, asumo el argumento in- verso: los discursos siempre están constituidos por la gramática: aunque la gramática no es autónoma sino que siempre existe en discursos, lo contrario también es posible: el discur- so no es autónomo, siempre depende de la gramática que lo conforma. Ella siempre existe en discursos y los constituye. Además, admitiendo que la enseñanza de la lengua debe afrontar objetos como discurso, género o texto, ellos no pueden ser abordados sin conside- rar en sí, por sí y para sí la gramática como constituyente de esos procesos o productos. Por la preeminencia de los discursos sociales en la vida cotidiana de los sujetos, se torna necesario ofrecer insumos a los estudiantes que los habiliten para el análisis de las formas mínimas, que implica siempre esfuerzo analítico, sistemático, orientado y justifica- do, alejado de miradas globales, aproximadas, intuitivas y azarosas. De este modo, la re- flexión gramatical en discursos se convierte en una herramienta para desnaturalizar aque- llo que creemos natural por el solo hecho de estar habituados a que sea expresado lingüís- ticamente de una manera. No se trataría entonces de abordar la gramática (y la lengua) como actividad dependiente de tareas de comprensión y producción textual, orientada a claves esquemáticas de la estructura de los textos (conocer las partes de la narración, co- nocer cuáles son los mecanismos para argumentar), sino destinada a promover una exper- ticia analítica que permita develar el significado y las proyecciones discursivas de las for- mas ‘puras’. Además, en el contexto de este trabajo, resultan pertinentes las precisiones de Fairclough, quien menciona que los actores sociales –todos los ciudadanos- deben ser conscientes del papel del lenguaje y del discurso, lo que muchas veces es difícil ya que Lograr una conciencia crítica del lenguaje y las prácticas discursivas es a mi entender un prerrequisito para ser un ciudadano democrático, y una prioridad urgente en la educación lingüística... (Fairclough 2008: 182). 163