ficcionales” por lo general, se presentan técnicamente, desde la forma, sin desplegar las posibilidades del sentido que encierran esos productos de la cultura. Respecto de las tipologías textuales, hay un conflicto teórico con los conocimientos gramaticales adquiridos en la formación docente. Es aquí don se observan contradicciones epistemológicas entre las disciplinas, es decir, la lingüística con las diversas líneas teóricas y la gramática del español con las nociones técnicas que los alumnos no tienen adquiridas como conocimiento como para reconocer nociones como: las marcas discursivas, los conectores, etc. Como señalamos, se trata de nociones que circulan en manuales escolares y clases de Lengua como descriptores más o menos entendidos desde el sentido común; estas nociones extrapoladas del contexto teórico del que provienen, al presentarse como objeto de enseñanza, tienen su significado restringido. No podría reponerse de ninguna manera en la escuela la explicación teórica del contexto científico del que provienen, puesto que la complejidad conceptual tornaría abstracta la explicación para niños y jóvenes en un contexto de enseñanza obligatorio. Por el contrario, desde la gramática aun la“ tradicional”, la“ estructural”, hasta la“ generativa”, la“ cognitiva”, etc., podrían aportar explicaciones técnicas instrumentales para el conocimiento de la propia lengua o de una lengua segunda. Pero la ausencia de la enseñanza de la gramática es otro aspecto que confluye para configurar la disociación entre lengua y literatura. Lo que denominamos en la investigación otros contenidos, en cierta medida, reemplaza los contenidos de lengua y literatura; son contenidos de comunicación, de argumentación o de las tipologías textuales. Esto muestra los cambios producidos en las transposiciones didácticas de la enseñanza y, en particular, la ausencia de contenidos gramaticales de la lengua en la literatura. Se trata de la ausencia del valor estético de las producciones verbales, puesto que la construcción gramatical hace posible el placer artístico. Asimismo, el escaso conocimiento de la obra de arte literaria en la lengua primera o la traducción de otra lengua no permite reconocer el valor ético de la obra como objeto cultural. Al no enseñarse y no aprenderse en la escuela estos contenidos, estamos ante un conocimiento social extinguido a nivel colectivo en la próxima generación de ciudadanos. En definitiva, hay una sustitución de contenidos que no se explicita en los documentos oficiales. Anotamos que las teorías lingüísticas, sin transposición didáctica, ocupan el espacio de la lengua y la literatura.
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