Congresos y Jornadas Didáctica de las Lenguas y las Literaturas - 2 | Page 85
actualidad, se perfiló como un espacio de interés masivo y también
desde entonces ha sufrido innumerables transformaciones.
Resulta necesario, entonces, hacer un breve recorrido por estos
cambios. Podemos hablar de los inicios del género propiamente dicho, en tanto que aparece una estética definida del mismo, a partir
de Los crímenes de la calle Morgue (1841) de Edgar Allan Poe. Nos estamos refiriendo, concretamente, al policial clásico o de enigma que
más tarde Arthur Conan Doyle va a perfeccionar para reforzar la
tradición anglosajona con su Sherlock Holmes que aparece hacia
1891 y se convierte en un verdadero arquetipo del género.
Por otro lado, aparece el policial norteamericano o la llamada
“serie negra”, iniciada por Dashiell Hammet en medio de la crisis
económica de los años treinta, contexto que se refleja en las obras a
través de una violencia y hostilidad reinantes en la sociedad de la
época, donde la corrupción proviene del Estado y de sus distintas
formas de poder. Fermín Fevre se refiere a esta nueva tendencia en
cuentos de Hammet, significativos “del pesimismo de quien se
siente ahogado por una sociedad opresora donde la acción individual queda esterilizada.” (Fevre, 1974: 16) Por su parte, Raymond
Chandler crea al detective Philip Marlowe, definido por Fermín Fevre como el “héroe sutil aunque intrépido, honrado, simpático, probo
y digno, que triunfa sobre la astucia de los otros.” (1974: 18) Este personaje acapara un especial interés desde nuestra perspectiva, ya
que tiene una repercusión importante en las novelas policiales argentinas. Según Elvio Gandolfo, el iniciador es Osvaldo Soriano
cuando incluye a Marlowe en su novela Triste, solitario y final (1973);
Gandolfo escribe que “por abrumadora mayoría las novelas policiales negras y argentinas han copiado o tendido a reproducir una parInvestigación y Práctica en Didáctica de las Lenguas
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