Congresos y Jornadas Didáctica de las Lenguas y las Literaturas - 2 | Page 749
bra como unidad de análisis. Mientras que en el pasado saber una
palabra en un idioma extranjero implicaba tener conocimiento de
su forma, su significado y traducción, en la década de los 80 y a partir de las propuestas de Meara (1983, 1992) y Nation (2001), la lingüística comenzó gradualmente a incorporar otros aspectos más
específicos del vocabulario que permiten a los hablantes enriquecer
su léxico y emplearlo eficientemente. Usar una palabra de manera
adecuada implica también emplearla en los contextos colocacionales típicos, con su propia connotación, acompañándola de los patrones gramaticales que su uso rige (colligation- Hoey 2005).
A partir de los 90, la proliferación de estudios de corpus de hablantes nativos ofreció evidencia sustancial de la existencia de cadenas de palabras que típicamente aparecen juntas en distintos tipos de texto y contextos situacionales. En 1991, Sinclair postula dos
principios que cambian la mirada de la lingüística en cuanto al léxico. El Principio de Idiomaticidad establece que los hablantes de un
idioma tienen a su disposición una variedad de frases que funcionan como una unidad. El uso del lenguaje no es libre ni enteramente creativo sino que está delimitado: la selección de una palabra trae
consigo otras asociadas a su uso. El Principio de Selección Libre
ofrece libertad al hablante sólo cuando una unidad de significado se
completa. Es entonces cuando el hablante puede introducir cambios y emplear su libertad para seleccionar otras posibilidades que
respeten la gramática.
Autores como Nattinger y DeCarrico (1992), Moon (1998) y Biber et
al. (1999) acuñaron términos como “patrones y rutinas prefabricados”,
“unidades pluri-lexemáticas” y “paquetes léxicos” respectivamente para
referirse a este tipo de grupos de palabras tan recurrentes en los corInvestigación y Práctica en Didáctica de las Lenguas
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