Congresos y Jornadas Didáctica de las Lenguas y las Literaturas - 2 | Page 178

• • • • 164 Algunos textos literarios han servido dentro de sus contextos de producción para reproducir y recomendar modelos de conducta deseables para mujeres y varones. Basta recordar que en el siglo XIX se acusaba a las novelas de corr omper el alma femenina y como contrapartida se divulgaron textos de contenido moralista para mujeres. El campo literario ha sido en general un campo preponderantemente masculino en donde las mujeres que a duras penas pudieron ingresar fueron invisibilizadas, consideradas como escritoras de literatura menor o condenadas a la inscripción de sus obras dentro de un subcanon: el de la literatura femenina. En esta configuración del campo literario se refuerza la división sexual de las esferas de lo privado y lo público. El canon literario que recoge y reafirma el listado de obras consideradas ejemplares, bien escritas, de literatura mayor, excluye abiertamente las obras escritas por mujeres. Los estudios de mujeres, estudios posestructuralistas y poscoloniales cuestionaron el carácter androcéntrico del mismo. Sin embargo, el androcentrismo pervive. De hecho, si miramos el listado de obras literarias recomendadas en el Diseño Curricular para la Educación Secundaria en la Provincia de Buenos Aires notaremos una abrumadora y contundente presencia de autores varones y un libro de poemas de Alfonsina Storni como la bendita entre todos los varones. La literatura es, por último, un discurso social que interpela la experiencia y la subjetividad de los lectores/consumidores y las tensiona al cruzar estas experiencias con las representaciones de mundo que proponen los textos. Investigación y Práctica en Didáctica de las Lenguas