Congresos y Jornadas Didáctica de las Lenguas y las Literaturas - 2 | Page 164
cipio, no parece conllevar autocensura alguna sino, al contrario,
exige su liberación. Posteriormente, lo que vayamos a hacer con
aquello que hayamos escrito no tiene en principio demasiada importancia, ya que lo que realmente cuenta es ponerse a escribir.
Ahora bien, ¿cuándo empieza la escritura literaria? Cualquier momento es válido. Sin darle demasiadas vueltas, basta con armarse
de valor, optar por la lengua a utilizar y escribir..., sin tampoco
preocuparnos del destinatario, puesto que la actitud de un buen escritor es precisamente la de escribirse a sí mismo,
Escribir, por lo tanto, sin plan preconcebido pero en la lengua
elegida, como Ionesco, Cioran, Beckhet, Pessoa o Borges...¿Que nos
cansamos? Pues lo dejamos para más tarde. Eso sí, cuando retomemos nuestro trabajo nos parecerá que lo que habíamos escrito es farragoso o demasiado serio, o aburrido. Pero eso se debe a que la escritura funciona a saltos en la búsqueda de un estilo propio entre el
habla natural, el lenguaje escolar, lo cual suele siempre ser arduo y
hasta contradictorio en los contextos plurilingues.
Sigue escribiendo. Como dijo Erasmo, las ganas de escribir le
entran a uno escribiendo. Y con la ayuda de algún lector como el
que proponemos (el enseñante no-presciptor), seguro que entre líneas encontraremos nuevas ideas, reflexiones originales, una manera de hablar especial, frases redondas, un lenguaje flexible, fórmulas creativas, experiencia... y hasta, en el ámbito de lo repetitivo,
consideraciones insulsas mal expuestas o mezcladas con clichés.
Empecemos, entonces, la segunda parte del método...
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Investigación y Práctica en Didáctica de las Lenguas