Congresos y Jornadas Didáctica de las Lenguas y las Literaturas - 2 | Page 1150

mente, podemos dar cuenta los docentes de escuelas secundarias por la frecuente irrupción de las mismas en el aula. Si reflexionamos sobre esta vacancia, podemos encontrar que, tal como señala Miguel Dalmaroni, esto está en correlación con los espacios de producción del saber le- trado, los intereses que exhiben en la selección de sus objetos de estudio y por la proyección que quienes lo producen poseen de quién es un lector: “los profesores universitarios de literatura y crítica cultural imaginamos la literatura de la que hablamos o escribimos en correlación con un tipo de lector y de situación de lectura muy minoritaria: el modelo ‐más o menos advertido‐ somos nosotros mismos, críticos profesionales de literatura y profesores de adultos que eligen estudiar literatura en las universidades.” A esto se suma imaginar situaciones y modos de leer de escritores y críticos a quienes leemos. Un análisis, entonces, que incluya otros tipos de relaciones con los objetos escritos se torna fundamental. Es necesario, señala Dalmaroni, en orden de una comprensión cabal de la lectura de literatura de nuestro presente, “volver la mirada a las comunidades escolares de lectura”. Los críticos profesionales y profesores universitari os, productores de la crítica académica solemos pensar la literatura “como si los efectos exitosos de legitimación o de canonización procedentes y de algunos otros árbitros y jueces (algunos diarios, unas pocas revistas, premios) se derramasen nomás (…) y sin demasiadas transformaciones en el camino, al resto de una masa de lectores indefinida que además nos interesa poco definir.” (Dalmaroni, 2006: 4) Tanto Dalmaroni como Pablo Semán señalan la distancia entre los modos de leer que circulan por dentro y por fuera de la academia. Si pensamos además que los docentes de escuelas secundarias 1136 Investigación y Práctica en Didáctica de las Lenguas