Congresos y Jornadas Didáctica de las Lenguas y las Literaturas - 2 | Page 1136
cífico y un proceso por el cual los niños se introducen al desarrollarse en la vida intelectual de aquellos que les rodean.” (Edwards y
Mercer, Op. Cit.) En palabras de Jerome Bruner (1985) “en el modelo piagetiano…un niño en soledad lucha con sus pobres fuerzas
para lograr cierto equilibrio entre asimilar el mundo a él o así mismo al mundo.” La docente entiende el lenguaje escrito como una
práctica de naturaleza social, y no sólo como un proceso intelectual, que implica tener presente que su aprendizaje no se resuelve
en solitario, en el encuentro entre el niño y el texto que debe leer o
escribir; requiere establecer en el aula determinadas formas de interacción entre el docente, los alumnos y el conocimiento a ser enseñado. El maestro genera contextos dentro del aula en los que la
lectura y la escritura son necesarias para cumplir funciones reales y
construye condiciones para que los alumnos se relacionen entre
ellos y con el lenguaje escrito como lectores y escritores verdaderos.
En este marco, los chicos se irán apropiando progresivamente, a lo
largo del trabajo sostenido durante la escolaridad, de los derechos y
las responsabilidades que implica participar de la cultura letrada.
Además, brinda un espacio privilegiado para la construcción social
de los conocimientos, en el que los miembros del grupo no son solamente individuos que aprenden sino que son también colaboradores en un trabajo compartido de interpretar y producir textos adecuados a cada situación.
Según Edwards y Mercer (1988), el ofrecimiento de nueva información, la referencia a la experiencia pasada real, la petición de información y las pruebas o las comprobaciones sobre la validez de
las interpretaciones de la información dada, son elementos básicos
en el proceso destinado a establecer un entendimiento compartido
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Investigación y Práctica en Didáctica de las Lenguas