Congresos y Jornadas Didáctica de las Lenguas y las Literaturas - 2 | Page 1135
ner, además, una organización espacial ordenada de manera vertical que facilita su percepción como unidades separables. Por ejemplo, se pueden realizar: lista de compras, invitados, tareas semanales, entre otras.
La escritura de listas constituye una buena oportunidad de escritura para los niños pues resulta un texto privilegiado, como así
también los rótulos y los epígrafes por ejemplo, para pensar cuántas letras, cuáles y en qué orden escribirlas.
En la situación de escritura, la docente tiene como propósito que
Melina, Sol y Bruno interactúen entre ellos para escribir colaborativamente las palabras propuestas: CASA, FLOR y PELOTA. (“Ustedes
piensen qué letras van”; “a mí no me miren”, “tienen que escribir
ustedes”). Es probable que la docente al querer estimular el trabajo
conjunto de los niños haya tomado una distancia que no posibilitó
que realizara una intervención ajustada para el avance de la producción de los niños. Necesitan que la maestra aporte información
sobre el sistema de escritura. Cuando los estudiantes no pueden
avanzar en la producción escrita de la palabra, es necesario que la
maestra escriba otras que empiecen como PELOTA, por ejemplo,
para que incorporen letras a su producción. Esto permite que ellos
tomen de los aportes sugeridos las letras necesarias para completar
una producción alfabética o convencional.
Además, se puede apreciar que el trabajo colaborativo entre los
niños ayudaría a “establecer a través del discurso una continuidad
de experiencia que sea en sí mayor que su experiencia individual.”
(Edwards y Mercer, 1988). En este caso, de acuerdo con Vygotski,
al considerar que el niño no es “el organismo en soledad” de Piaget,
porque “el aprendizaje humano presupone un carácter social espeInvestigación y Práctica en Didáctica de las Lenguas
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