Congresos y Jornadas Didáctica de las Lenguas y las Literaturas - 2 | Page 1133
quien le brinda más datos: “empieza con la A”, “termina con la A”, “está
abajo de lobo”. Este alumno maneja más información que Saúl, pero
sus aportes favorecen para que localice lo que buscaba. Aquí es relevante destacar la importancia de aprender con el otro, porque es de
esta manera cuando se comparte el conocimiento o sea que dos personas saben ahora lo que antes sabía solo una. En palabras de Solé & Teberosky: “…la alfabetización resulta de la interacción con otros, a través de un
diálogo situado en contextos culturales específicos.” (Solé, I., & Teberosky, A.
1990). El alumno es el artesano de sus aprendizajes, ya que construye
significaciones al mismo tiempo que atribuye un sentido a lo que
aprende. A través de la actividad conjunta alumnos y docentes interactúan con un objeto de estudio, lo que permitirá la construcción del
conocimiento compartido.
La intervención docente al leer “A-BUE-LA” apunta a corroborar
las anticipaciones realizadas por los niños, además la lectura pausada que realiza muestra a los niños “cómo dice” y “dónde dice”, define así la correspondencia entre lo oral y lo escrito.
A través de las distintas mediaciones que realiza, la docente da
pistas, problematiza la situación para que puedan reconsiderar sus
respuestas y avanzar en sus conocimientos. Como dice César Coll:
El profesor guía el proceso de construcción de conocimiento del
alumno, haciéndole participar en tareas y actividades que le permitan construir significados cada vez más próximos a los que poseen
los contenidos del currículum escolar. El profesor es, pues, al mismo tiempo un guía y un mediador. (Coll, C. 1994).
En un contexto donde las escrituras convencionales abundan,
los alumnos son estimulados a producir con libertad, pero justificando sus producciones y tomando en cuenta el punto de vista de
Investigación y Práctica en Didáctica de las Lenguas
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