Congresos y Jornadas Didáctica de las Lenguas y las Literaturas - 2 | Page 1049
minio particular del conocimiento (Schank y Abelson, 1977). Estos
últimos son los que intervienen en la comprensión de problemáticas complejas.
Como los conceptos integrantes de estos esquemas no forman
parte de la realidad inmediata del sujeto (Rumelhart y Norman,
1978), no suelen ser aprendidos espontáneamente, sino que requieren instrucción específica (Alvarado y Silvestri, 2004). Es lo que sucede con los esquemas que deben activarse en relación con la problemática del sexismo lingüístico, dado que los esquemas previos
de los estudiantes son insuficientes y no permiten la producción de
escritos con el grado de teoricidad que la universidad requiere.
Rumelhart y Norman (1978), quienes han profundizado la teoría
de los esquemas, distinguen tres tipos de aprendizaje según el conocimiento que se alcance: el crecimiento, la reestructuración y el
ajuste.
El crecimiento del esquema corresponde al mecanismo básico
por el que el sistema cognitivo adquiere las bases de datos con las
que rellena variables que lo componen. Tal operación, que procede
por acopio o sumatoria, no modifica la estructura interna de los esquemas ni genera por sí misma esquemas nuevos. Es lo que se evidencia en las reescrituras que incorporan un ejemplo en las conclusiones o que añaden información sin articularla en el análisis de los
datos. Las investigaciones señalan que, para que se formen conceptos nuevos que se integren al esquema, deben producirse otros dos
mecanismos: el ajuste y la reestructuración.
Según Rumelhart y Norman (1978), los esquemas disponibles se
modifican o evolucionan cuando media un proceso de ajuste, que
puede darse por la modificación de un esquema cuando su aplicaInvestigación y Práctica en Didáctica de las Lenguas
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