Congresos y Jornadas Didáctica de las Lenguas y las Literaturas - 2 | Page 1037
ción o como su aceptación, como continuidad o como modificación
de las ideas de partida, es decir, como perspectiva, como mirada posible. En este sentido se proyecta en la argumentación y en tanto
discute con otros textos, expande sus posibilidades persuasivas. Al
respecto sostiene Cano es una “Actividad imprescindible porque
ningún texto es sus conclusiones, todo texto es antes sus argumentos, su estructura argumentativa” (Cano, et al. 2008: 12).
Entonces, podemos delimitar el ensayo como un género eminentemente moderno que a partir de los más diversos temas, permite como su nombre lo indica ensayar, explorar, reflexionar sobre
la subjetividad que enuncia y a la vez reconocer el papel decisivo de
la escritura en la construcción del conocimiento.
Asimismo, el ensayo, como género académico, resulta un tipo de
práctica de escritura que implica varios desafíos para el sujeto de la
escritura.
Nos basamos, según lo expresado, en las consideraciones teóricas referidas más arriba, de que se escribe, por un lado, atendiendo
a la creatividad y la invención activadas a través de procesos que enfatizan el juego de lo afectivo, lo volitivo, y lo asociativo. Y, por otro,
la necesidad de que la escritura sea un hacer planificable, controlado por el sujeto que enuncia a través de un proceso cognitivo que se
transparenta por medio de un planteo estratégico. Entonces, el ensayo viene a ser una de las formas más apropiadas para articular
este doble plano del trabajo escriturario.
Es decir, consideramos el ensayo como género ‘a caballo’ de las
prácticas del realismo y literarias o como dice Rest (1982:17): “una
vía literaria de aproximación a cierto conocimiento de índole conceptual”; lo que implica desafíos para el que escribe, sobre todo si se
Investigación y Práctica en Didáctica de las Lenguas
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