Congresos y Jornadas Didáctica de las Lenguas y las Literaturas - 1 | Page 819
La escritora cordobesa María Teresa Andruetto se pregunta:
¿Para qué sirve la ficción? ¿Tiene alguna utilidad, alguna funcionalidad en
la formación de una persona? Vamos los hombres y mujeres al diccionario
para saber acerca de las palabras y a los libros de ciencia para saber de
ciencia y a los diarios y periódicos para leer las noticias de último momento
y a las carteleras de cine para saber qué películas pasan. Pero, ¿a qué sitio
vamos para saber acerca de nosotros mismos? Los lectores vamos a la ficción para intentar comprendernos, para conocer algo más acerca de nuestras contradicciones, miserias y grandezas, es decir acerca de lo más profundamente humano. Es por esa razón, que el relato de ficción sigue existiendo como producto de la cultura, porque viene a decirnos acerca de nosotros de un modo que aún no pueden decir las ciencias ni las estadísticas.
Leer y escribir literatura nos permite desgranar las verdades que
se nos dan como ciertas, como absolutas, verdades que no nos permiten mostrarnos tal cual somos. La literatura permite algo fundamental: revelar nuestras subjetividades, revelar quiénes somos. También nos libera de los prejuicios, porque surge, tal como
nos dice María Teresa Andruetto, de escenas íntimas, privadas,
muy personales y sienta su poderío en lo humano particular y en lo
concreto. Propone otros modos de pensar, sentir y comprender el
mundo, otros modos que quizás son los míos pero que en el ejercicio de la apariencia se ocultan. Cada palabra es una voz, una conciencia que nos incomoda, que nos calma, que nos inquieta; pero
que jamás nos deja indemnes. Jamás salimos ilesos luego de leer y
escribir literatura, porque esta jamás nos paraliza, sino por el contrario nos moviliza, nos arrastra, nos obliga a cuestionarnos quiénes som