Congresos y Jornadas Didáctica de las Lenguas y las Literaturas - 1 | Page 1180
En los niños de 11 y 12 años que cursan el último año de la Educación Primaria, la situación varía en relación a los resultados obtenidos con los alumnos de 3er. Año. Podemos visualizar en la tabla que
existe un número mayor de matices adquiridos con respecto a los
que aparecen entre los 8 y 9 años.
Entre los diferentes tipos de relaciones adquiridas, encontramos
a las estructuras agentivas como lo son las oraciones A, B y F, que ya
se hacían presente entre los 8 y 9 años. Además, podemos visualizar
que poseen también un número mayor de aciertos en las interrogaciones las oraciones auto-agentivas como lo son las oraciones G y
H. La oración no-agentiva como lo es la C donde la comprensión era
casi nula en los niños de 8 y 9 años ahora presenta un número muy
significativo de aciertos que en desaciertos. Estos últimos se manifiestan dejando el espacio para contestar en blanco, haciendo referencia a algún instrumento que aparece en otra estructura argumental ya leída y respondida por los alumnos o “interpretando” a algún agente, como sucede en el siguiente ejemplo:
- “La pelota lo rompió”.
- “Lo rompió Marcos”.
Las oraciones que requieren de una estructura argumental más
complejas como lo son las oraciones D y E por poseer eventos principales y co-eventos, es decir, cláusulas subordinadas que están en
cabezada por un infinitivo, que requiere de un sujeto que es por naturaleza indeterminado, evidencian ciertas dificultades para su
comprensión. Por lo general, señalan al agente o causante al sintagma nominal que posee el papel de instrumento y que se hace presente en la EA o infieren un causante o agente, como lo podemos
observar en los siguientes casos:
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Investigación y Práctica en Didáctica de las Lenguas