CAPÍTULO 7 • IMPLEMENTACIÓN DE ESTRATEGIAS: TEMAS DE ADMINISTRACIÓN Y OPERACIONES
para hablar de los problemas o participar en la toma de decisiones. Los trabajadores mexicanos desean que se les supervise de cerca, se preocupen por ellos y se les corrija de una
manera cortés. Las opiniones expresadas por los empleados a menudo se consideran como una conversación inútil. Los supervisores mexicanos se ven débiles si explican la lógica de sus órdenes a los trabajadores.
Los mexicanos no se sienten obligados a seguir reglas que no se relacionan con una persona de autoridad en particular con la que trabajen o a la que conozcan bien. Así que las indicaciones de usar protectores para los oídos o anteojos de seguridad, o las políticas de asistencia
o de antigüedad, e incluso las indicaciones de tránsito a menudo se ignoran. Mientras que los
estadounidenses acostumbran seguir las reglas, los mexicanos, por lo regular, no lo hacen.
La vida parece transcurrir más lentamente en México que en Estados Unidos. En
aquel país la gente rara vez es dependiente del reloj, en tanto que la primera solicitud en una
oficina no siempre es la primera en atenderse. Es posible que algunos bancos no cuenten
con dinero en efectivo suficiente para atender las operaciones de todo el día. El suministro
de energía eléctrica para una fábrica o para una población entera se puede interrumpir por
horas o incluso días. Asimismo, los negocios y las oficinas gubernamentales abren y cierran
en diferentes horarios. En ciertas ciudades, como la capital, el flujo vehicular es tan congestionado que los autobuses y taxis suelen tardar mucho tiempo en llegar a su destino. Y, por
otro lado, la puntualidad no es uno de los principales valores en la cultura mexicana, por lo
que los horarios de las citas no siempre se cumplen cabalmente. En efecto, hacer negocios
en México requiere conocer la forma de vida, las creencias y las costumbres locales.
La cultura rusa
En Estados Unidos a los empresarios no exitosos se les considera negativamente como
fracasados, mientras que a los propietarios exitosos de pequeños negocios se les tiene en
alta estima y respeto. Sin embargo, en Rusia existe una presión social sustancial en contra
de llegar a ser un empresario exitoso. Ser un ganador en Rusia es motivo de envidia y resentimiento, porque significa ser un miembro de la elite en vez de uno de las masas. Aunque esto está cambiando lentamente, la ambición y el éxito personales en Rusia con frecuencia se logran a costa de generar rencor y burlas. En el mejor de los casos la iniciativa
se paga con la indiferencia y, en el peor de los casos, con el castigo. No obstante, ante el ridículo público y el crimen organizado, miles de rusos, particularmente los jóvenes, están
abriendo toda clase de negocios. El desdén público y la sensación de culpa por violar los
valores con los que crecieron, no es obstáculo suficiente para muchos. Promover los logros, las posesiones materiales, los reconocimientos o los privilegios que obtienen los empleados rusos no es una herramienta efectiva para motivarlos, puesto que la sociedad de
ese país desdeña el éxito.
Los rusos son mejor conocidos por su vigor, energía ilimitada, tenacidad, trabajo
arduo y perseverancia a pesar de los enormes obstáculos. Esto es cierto hoy más que nunca. La idea de que el ruso promedio es estúpido o perezoso carece de sentido. Los rusos, en
promedio, son más educados que sus homólogos estadounidenses y se recuperan más fácilmente del fracaso.
En Estados Unidos la ética en los negocios y en la esfera personal es esencialmente
la misma. Un engaño es un engaño y una mentira es una mentira tanto en los asuntos personales como en los negocios. Sin embargo, en Rusia, la ética en los negocios es diferente
de la ética en la esfera personal. Engañar, sobornar o mentir a alguien para promover una
transacción de negocios es ético en Rusia, pero mentir a un amigo o a un colega confiable
no lo es. Existen incontables ejemplos de empresas extrajeras que han sido engañadas por
sus socios rusos. La implicación de este hecho para los negocios estadounidenses es que
conviene forjar relaciones personales fuertes con sus socios rusos siempre que sea posible.
Hay que pasar tiempo, comer, relajarse y ejercitarse con ellos; y en ausencia de una relación personal, hay que ser excepcionalmente precavido con los acuerdos, sociedades, pagos y cuando se otorguen créditos.
Los rusos tienen gran fe y confianza en los productos y servicios estadounidenses,
así como respeto. En general, tienen una autoestima baja. Los rusos ven las ideas, la tecnología y las prácticas de producción estadounidenses como la panacea que puede salvarlos
de una triste existencia. Por ejemplo, su ruidoso sistema telefónico y la falta de faxes hacen
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