Comunion Revista Comunion nº 17 - 2012 | Page 13

...El Personaje

Fr. Yamir González

todo el corazón, el alma y las fuerzas, esperando que el Señor nos acompañe siempre, contando con los hermanos con quienes compartimos nuestra vocación.

El Señor siempre nos da más de lo que le pedimos, porque sabe que somos frágiles y nos otorga su Espíritu; mi contacto con las realidades de estudio y oración, trabajo con familias, niños, pobres, encarcelados, ancianos, etc., me han permitido afirmar que el gozo que otorga la vocación es también un don de Dios, que siempre nos entrega el ciento por uno.

Espero que la profesión solemne me comprometa aún más con esa misión que me confía el Señor. Actualmente estoy en Roma (Italia) realizando el Año de Preparación para la Profesión Solemne, un año que me está ayudando a abrirme todavía más a la acción de Dios en mi vida y en el mundo.

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Mi historia vocacional inicia en Sahagún (Colombia) cuando participaba en el grupo juvenil de la parroquia Nuestra Señora de la Salud, justamente en la vigilia de Pentecostés del año 2000. En aquella época era profesor de educación básica, además que hacía una licenciatura en Ciencias religiosas y ética. Aquella vigilia fue el toque de atención para pensar mi vocación al servicio de la Iglesia, pues deseaba comprometerme más con la realidad de mi país.

Conversé mi decisión con mis padres, mi hermana y mi hermano y todos ellos apoyaron mi decisión. Mi promotor vocacional, fray José Ignacio Ortega, me invitó a una convivencia vocacional en Bogotá (la capital del país), experiencia que me impactó y me impulsó a tomar la decisión final de ingresar al Aspirantado en el mes de julio de aquel año 2000, con mucha expectativa. Luego pasé al Postulantado. El Noviciado lo realicé en Medellín en el año 2003, para luego ir a Bogotá y posteriormente a Salamanca (España) para continuar la formación. En estas dos ciudades estudié la filosofía y la teología.

Estos años me han servido para discernir mi vocación, con renovados ánimos, para enfrentar los retos en medio de una sociedad que se aparta de Dios, la para pensar la justicia y la fraternidad. El amor por la Orden y la Iglesia me han mantenido en este camino, donde hace falta entregar