JOHN FISHER
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de las comerciantes a llevar a Lima la plata piña de diversos campamentos mineros para registrarla. Sin embargo, está claro que el
más importante centro minero fue de lejos Cerro de Pasco, pues
entre 1771 y 1824 el 40% de la producción total del Perú fue registrada en el vecino pueblo de Pasco; le seguía el centro norteño
de Hualgayoc —la vecina Caja de Trujillo registró 16%— y Huarochirí, que daba cuenta de buena parte (no toda) del 21% del output
registrado en Lima. Las tres cajas restantes —en Arequipa, Huamanga y Puno— daban cuenta del 12%, virtualmente todos los residuos.
PRODUCCIÓN DE PLATA REGISTRADA EN
EL BAJO PERÚ, 1770-1824
(millones de pesos)
QUINQUENIO
PRODUCCIÓN
ÍNDICE
1770-1774
1775-1779
1780-1784
1785-1789
1790-1794
1795-1799
1800-1804
1805-1809
1810-1814
1815-1819
1820-1824
10.4
11.6
13.6
14.9
20.4
23.7
22.6
19.9
15.8
11.5
6.8
100
112
127
143
196
228
217
191
152
111
65
En las décadas de 1770 y 1780, la Corona intentó promover el
desarrollo de la minería en toda Hispanoamérica mediante una serie
de innovaciones institucionales, jurídicas y técnicas, entre ellas el
envío de equipos de especialistas europeos para que enseñaran nuevas técnicas de refinamiento. En el caso peruano, un equipo de trece
científicos, ingenieros y artesanos desembarcó en Buenos Aires en
1788, con intención de continuar su viaje por tierra. Isidro María de
Abarca —hijo ilegítimo del prominente comerciante limeño Isidro
de Abarca (Conde de San Isidro)—, el único hispano-hablante del
ECONOMÍA, DEMOCRACIA Y REAL HACIENDA
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grupo, fue llamado de vuelta a España casi de inmediato, probablemente para evitarle a su padre la vergüenza de su arribo a Lima,
dejando así a once alemanes y al jefe sueco de la expedición, Tadeo
von Nordenflicht, para que llevaran a cabo su importante misión.68
En 1810, cuando el Consejo de Regencia la dio por terminada formalmente, no más de cuatro de sus miembros —Nordenflicht, dos
ingenieros de minas y un artesano— seguían en el Perú, habiendo
los demás fallecido, desertado u obtenido licencia para regresar a
Europa.
El trasfondo del envío de la misión está relativamente claro. A
un nivel ésta reflejaba la culminación de un largo proceso de inspección y reorganización de la industria minera en el Perú, iniciado
en 1777 con el arribo a Lima de Areche, cuyas instrucciones incluían
el pedido algo vago de que estimulara la minería. Su principal medida práctica, tomada en 1779, fue una reducción del 30% en el
precio al cual el estanco real daba el mercurio a los mineros, pero
sus esfuerzos por incrementar la producción de este esencial agente
amalgamador en Huancavelica no tuvieron éxito. Escobedo, el más
hábil sucesor de Areche, adoptó una política más completa que
comprendió el establecimiento del Tribunal de Minería y el Gremio
Minero en 1787, y la preparación de planes, archivados indefinidamente luego de que fuera llamado de vuelta a España en dicho
año, para abrir en Lima un colegio de minería que fuese capaz de
enseñarle la tecnología moderna a los ignorantes mineros del virreinato.69 Esta misma y amplia aspiración, aunque con un centro
más preciso, yacía detrás de la misión Nordenflicht, nacida a partir
de la decisión tomada por el rey en 1782 de abrir un colegio de metalurgia en el pueblo vasco de Vergara. Ya en 1783 Gálvez le había
encargado a Juan José de Elhuyar, uno de sus investigadores, que
fuera a Nueva Granada para intentar persuadir a sus mineros de
que abandonaran el proceso de la amalgamación en el patio a favor
de la fundición, y el entusiasmo del ministro por las innovaciones
68. Fisher, “El Real Seminario de Bergara”.
69. Fisher, Minas y mineros, pp. 49-69; Molina Martínez, El Real Tribunal de Minería,
pp. 309-37; Fernández Alonso, Presencia de Jaén, pp. 159-204.